Iruya, este pueblo de dificil acceso, a 2.780 msnm parece detenido en el tiempo, donde se vive como en una isla de calles empinadas y cultura preincaica.
Ubicada entre montañas, Iruya con sus calles de adoquines son empinadas, y hay tramos que llegan a 40 grados de pendiente.
Este pequeño pueblo colla está alejado de todo, rodeado por los ríos Colazullí (o Iruya) y el Milmahuasi, sigue la línea de la Quebrada de Humahuaca, su cultura es preincaica, los cerros coloridos, el oxígeno escaso.
Se puede llegar en colectivo desde Humahuaca, o en auto (preferentemente 4x4) por la RN 9, hay que tomar un desvío a 26 kilómetros de la ciudad jujeña. El camino arranca con una subida muy pintoresca hasta los 4 mil metros en Abra del Cóndor, límite natural entre Jujuy y Salta, desciende 1.220 metros en 19 kilómetros hasta llegar al pueblo.
El departamento de Iruya no es muy grande, tiene apenas 7 mil habitantes en total, y en el pueblo hay apenas mil, aunque en los últimos años tuvo un gran crecimiento poblacional. La energía eléctrica llegró recien en el año 2000.
Existe la posibilidad de realizar un treking hacia San Isidro, un pueblo que continúa en la línea de la quebrada pero sólo se accede caminando o a travesías 4x4, es un paseo que vale la pena hacer. Son 3 horas que exigen badear el río varias veces, y si llovió mucho la corriente se pone brava y el programa o suma adrenalina o se cancela.
El pueblo de San Isidro está perdido cerros, se puede pernoctar en albergues familiares y comer comida típica servida en cantinas rústicas pero que son un paseo gastronómico genuino y delicioso. La vuelta, como la ida, implica poner las piernas en movimiento, por eso lo mejor es dormir en San Isidro y disfrutar la mañana con la vista privilegiada.
Cuando se emprende la retirada, se recuerda con nostalgia las prolijas casas de adobe, las calles angostas y los colores del paisaje que no se olvidan.