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Historia - Malargüe

El actual nombre del departamento proviene del vocablo mapuche que significa: Malal es una barda o pequeña elevación del terreno que tiene por un costado un corte o pique y que por su ubicación en las márgenes de los ríos la hacen utilizable para el encierro de las grandes piezas de caza o de hacienda. Hue significa Lugar. El significado seria lugar de bardas rocosas o lugar de corrales.

El primer antecedente que tenemos de Malal - Hue lo encontramos en la época del descubrimiento y exploración de nuestras tierras, cuando en diciembre de 1552 Francisco Villagra, con setenta hombres a caballo efectuó la primera expedición al oriente de Los Andes posiblemente al Sur de Mendoza, se tienen noticias alarmantes de los naturales que habitaban Malal - Hue los que se temía que hicieran causa común con los araucanos de Chile.

A partir de entonces muchas expediciones militares de conversación religiosa, de hombres de ciencia o de simples aventureros han recorrido la zona.

En 1846 se erigió el “Fortín” Malargüe, cuya implantación estuvo a cargo del Capitán Don Juan Troncoso. En 1847 el Comandante J. Antonio Rodríguez informa de la fundación de la villa “El Milagro”, entre el arroyo El Chacay y el Río Malargüe contaba entonces con una población blanca de 120 personas entre hombres y mujeres.

Malargüe se constituye en departamento en virtud de un proyecto de Ley del Poder Ejecutivo de la Provincia sancionada por la Honorable Cámara Legislativa en su sesión del 30 de abril de 1877, cuando en la extensa región los habitantes eran escasos y aún el salvaje pugnaba por defender el suelo de sus mayores llevando malones y acción de extermino a todos los puntos de la nueva jurisdicción Provincial.
Cinco largos años pasaron antes de darse cumplimiento de la ley de 1877 pues recién por decreto de fecha 10 de agosto de 1882 durante la gobernación de José Miguel Segura se dividió Malargüe en tres cuarteles y fueron nombradas las autoridades.

En una comunicación del 26 de septiembre de 1882, firmada por el señor Martín Zapata, primer subdelegado de Malargüe, dirigida al Ministro de Gobierno da cuenta de que en fecha 20 del mismo mes ha quedado instalado el personal de la comisaría de Malargüe, conforme a las disposiciones del Poder Ejecutivo.

En 1866 durante la gobernación del General Rufino Ortega se procedió a la fundación de la Villa cabecera de Malargüe, por decreto del 16 de enero de 1886.

La denominación del departamento de Malargüe es cambiada a los diez años de su creación durante la gobernación de Tiburcio Benegas, en virtud del decreto de mayo 17 de 1887, conforme al contenido de una ley de la misma fecha. El nuevo nombre es el Coronel Beltrán, en homenaje al Sacerdote del Ejercito Argentino, que fuera jefe de la maestranza el glorioso Ejército de San Martín, al que proveyó de armas, municiones y bagajes.

El departamento de Coronel Beltrán duró 5 años siendo reintegrado al departamento de San Rafael, que en ese momento tenia el nombre de 25 de Mayo, durante la Gobernación de Deoclecio García y por ley del 26 marzo de 1892.

En 1902 se entrega a Rufino Ortega la propiedad de los campos de El Chacay y cañada Colorada, excluyendo 2500 has, para la Villa de Malargüe.

En 1950 durante la gobernación de Blas Brísoli, se creó en forma definitiva el departamento de Malargüe, por ley Nº 1937, de fecha 16/11/1950, le devuelve la autonomía departamental.

HISTORIA ESTANCIA LA ORTEGUINA

Rufino Ortega se instala en Malargüe.

La figura de este militar aparece vinculada en la historia allá por 1874, cuando obtuvo por parte del Gobierno Provincial y por sus méritos militares, una concesión de tierras en Malargüe por el término de 15 años. Esta comprendía el derecho de ocupación temporal y el usufructo gratuito de terreno comprendido de la siguiente manera: al Sur con el río Malargüe, prolongándose al poniente con una línea imaginaria hasta el río Grande, por el Norte con el río Salado, por el naciente con la laguna de Llancanelo y sus ciénagas de Malargüe y por el poniente con el río Grande.

De esta manera y contando con un extensísimo territorio don Rufino Ortega se dedico a las actividades agro - ganaderas instalándose en su estancia. Inmensos campos sumamente aptos para esta explotación como son el Chacay, El Trapal, Arroyo Mocho, Cerro la Mesa, Arroyo El Morro, Cerro la Torrecillas, Arroyo la Estrechura, Arroyo Machi y Puesto Pincheira, formaba la Estancia El Chacay, se incorporaban de esta forma a la incipiente actividad agrícola - ganadera.

Dadas las condiciones de la concesión, Don Rufino Ortega debió realizar en este inmenso territorio todos los adelantos que estuvieran a su alcance. Es por ello que invierte grandes sumas de dinero y grandes esfuerzos para transformar estas tierras ocultas inculta en grandes sembradíos.

La ley del 14 de septiembre de 1874, reglamentaba lotes, manzanas y calles y establece los parámetros de la concesión.

Vencido el término el concesionario solicita los títulos de propiedad que por los artículos 3 y 4 de la misma ley le corresponde.
Se hace un estudio de la zona, varios meses de labor profesional, les llevó efectuar la mensura de tan extensos campos.
De esta forma Rufino Ortega obtendría la titularidad de los campos.

HISTORIA DE CASTILLOS DE PINCHEIRA

La guerra entre los realistas y republicanos, había diezmado a chile.
Este clima había sido propio para actividades de bandalaje y saqueo en las haciendas del sur chileno. Así mismo estas tropelías también incursionaron en nuestro país, primero en Neuquén y luego en el Sur de Mendoza.

Esto aconteció en razón de la espantosa situación por la que atravesaba el país trasandino, donde las provincias del Sur sufrían más hambre que las otras.

Los guerrilleros realistas y los bandoleros, oficiaban robos en los campos argentinos para llevar los productos de sus saqueos a los habitantes chilenos y así atraer adictos a sus filas.

José Antonio Pincheira se había convertido en caudillo de los indígenas y de los paisanos que tanto sufrían carencias económicas en Chile. A su vez era el instigador de los actos de pillaje con las que acosaban a las poblaciones del sur de Mendoza.

En conocimiento de los peligros de ataque liderados por Pincheira el gobierno de Chile ordena al Brigadier Borgoño que se haga cargo de las operaciones militares de la frontera.

Al conocer el caudillo estos preparativos, cruza la cordillera rumbo a Neuquén, donde se instala en una población rudimentaria que le sirve de punto de partida para institucionalizar la dirección de los actos de pillaje.
De los recursos de la hacienda que obtiene a través del pillaje, una parte es enviada a Chile para así tener apoyo de los indígenas de aquel país.

Congraciándose con obsequios, producto de las pillerías y capitalizando hacia sí todo el descontento y el temor que el indígena profesaba hacia el blanco, José Antonio Pincheira, logró conducir a aquellos al enfrentamiento con estos, incentivando el odio y el desprecio mutuo.
En 1827 enterado Pincheira de que el ejército chileno lo perseguía, levantó su campamento y se instaló en el centro de La Pampa y luego en el Payén, desorientando así a sus perseguidores. Cuando éstos llegaron a Neuquén encontraron la aldea Pincheira totalmente despoblada.

Esta situación generó un grave peligro para la ciudad de Mendoza, que temía versé azotada con el avance del indígena por lo que las autoridades dispusieron en 1829 firmar un tratado de paz con Pincheira. Así se firmó el tratado de San Juan, mediante el cuál la Provincia le ofrecía al caudillo, ropa, pertrechos, dinero y el grado de “Comandante General de la Frontera del Sur”, comprometiéndose éste por su parte, a abandonar la Provincia, custodiar la frontera, cumplir órdenes del Gobernador y mantenerlo informado de su localización. Este trato debería garantizar la paz en la Provincia.

No obstante los hechos de la política nacional provocarían la ruptura de éste tratado, apenas un año después de Haberse firmado.

La instalación de la liga unitaria en Córdoba en 1829 significó el avance de las tropas estas hacia Mendoza, dispuestas a relevar el gobierno federal y su reemplazo por otro unitario. El gobernador Corvalán dispuso organizar la resistencia, por lo cual se dirigió hacia Malargüe junto a una numerosa comitiva, dispuesto a ampararse en el tratado de San Juan y conseguir el apoyo de Pincheira para expulsar los unitarios de la provincia. Sin embargo el gobierno no actuó lealmente, proponiéndoles a los pincheirinos entrar en trato con los unitarios para hacerles saber que tenían su apoyo. Los indios comprendieron que lo único que le interesaba al gobierno era utilizarlos para derrotar a los unitarios, sin importarles si daban o no cumplimiento al tratado de San Juan.

Sintiéndose burlados y engañados dispusieron la matanza en masa de los hombres del gobierno, en el lugar llamado El Chachay, hecho que la historia recuerda como la Tragedia del Chacay del 11 de junio de 1830.
En 1831 Chile propuso el exterminio de las fuerzas Pincheirinos, designando al Coronel Bules para dicha tarea. José Antonio Pincheira a través de un emisario propuso un trato semejante al que había realizado con el gobierno de Mendoza, pero no recibió respuesta. Bules penetró en Mendoza en su busca, pero Pincheira buen conocedor de estos campos, logró esconderse impidiendo aquel intento.

En esta huida, según relata Juan Isidro Maza, se refugio con sus tropas en los Castillos de Pincheira, por lo que en adelante este lugar recibió tal nombre. Por último y tras nuevas negociaciones, Pincheira se entrego al General Bules, el que aprovechó toda la información que le proveyó, referida a los campos y a su gente, por lo que le perdonó y le proporciono trato benevolente.

LEYENDA POZO DE LAS ÁNIMAS

El pozo de Las Animas se encuentra rodeado por tres serranías donde al golpear el viento produce una especie de silbido que da origen a distintas leyendas que ha ido transmitiendo el poblador, con sus supersticiones.

El pozo era denominado por los indios Trolope - Co que significa agua de los muertos o agua del gritadero de las ánimas.

Cuenta la historia que uno de los pioneros de la zona de Malargüe, expedicionario del desierto, luego de dicha
campaña, se radico en los campos Coihuequinos, este solía contar que encontrándose observando la hacienda que pasaba en las inmediaciones, vio dos toros muy bravos, uno de pelo barcino y el otro yaguré, los que se pusieron a pelear en una explanada, en momentos después en una gran polvareda, sintió un estruendo muy fuerte y una especie de temblor de la tierra. Al dispersarse el polvo, pudo comprobar que los toros habían desaparecido, pero entonces una profunda cavidad había quedado en al lugar, dando este motivo al nacimiento del Pozo de Las Animas.

La tradición cuenta que el Pozo de Las Animas es el lugar donde van a rezar y llorar las almas que andan en pena por la montaña.

LEYENDA LAGUNA DE LA NIÑA ENCANTADA

Había una vez, una hermosísima princesa india que se llamaba “Elcha” (nombre que en la lengua indígena significa espejo), su belleza era realmente llamativa y por supuesto era la alegría de su tribu.

Por aquel entonces la misma estaba enfrentada a una tribu vecina por lo cual la bruja tenía mucha simpatía y en especial por su cacique. Elcha había crecido con un compañero que no tenia ningún rasgo nobiliario, más a medida que pasaba el tiempo iba naciendo un sólido amor.

La bruja de la tribu, a quien no le era indiferente la situación de Elcha con el joven, convenció al padre de la presencia que la mejor manera de detener la actitud beligerante entre ambas tribus, era realizando un casamiento entre los príncipes.

Ambos cacique se reunieron y se pusieron de acuerdo, se fijo la fecha de enlace en la próxima luna nueva. La princesa Elcha fue informada de la decisión de su padre la noche anterior desesperada se la comunicó a su amado. El joven pudo conseguir sólo dos cabalgaduras y junto a Elcha escaparon velozmente hacia el Norte. Minutos más tarde llegó a la tribu vecina la noticia de la huida de los jóvenes, partieron ambas tribus en su persecución al mando de la maligna bruja.

Era noche cerrada se acercaba tormenta. Comenzó a llover. Los perseguidores acertaron distancia. En un momento los jóvenes entendieron que habían extraviado el camino y siguieron adelante hasta que un abrupto corte de la superficie terminaba en la laguna, los detuvo. Miraron hacia atrás y la luz de los relámpagos ilumino a sus perseguidores que estaban muy cerca.

Elcha y el joven no lo pensaron y decidieron arrojarse al agua. La primera al llegar y asomarse a la laguna fue la bruja y en el instante en que lo hizo, un poderoso rayo se descargó sobre ella dejándola petrificada allí. El resto de los perseguidores también se acercaron temerosos y vieron reflejada en la superficie cual espejo la imagen de Elcha. Desde entonces y hasta hoy, tanto la bruja petrificada y la imagen de Elcha se pueden distinguir perfectamente y es por eso que los lugareños bautizaron de esta forma a la laguna.

Existen varias leyendas sobre esta laguna entre ellas, una que dice que al aproximarse a la laguna se oía el canto de unas mujeres rubias y muy lindas que estaban encantadas, ya que eran mitad mujer y mitad pescado, las cuales, al oír loas más leves ruidos del transitar de las personas, se arrojaban al agua y desaparecían; pero una de estas sirenas, que era muy linda y orgullosa Dios la castigó y se convirtió en piedra que se encuentra a orillas de la laguna.

Otra leyenda reza sobre “dos tribus cuyos caciques eran enemigos cuenta la leyenda que la hija de uno de los jefes se enamora de un indiecito de la tribu antagónica por lo cual ambos son separados y ese amor no pudo ser. la india lloraba a menudo en la laguna al ver su amor frustrado hasta convertirse en piedra.”


El folclore Malargüino es amplio en leyendas y en el caso particular de la laguna de la Niña Encantada existen otras leyendas que nos hablan de supersticiones y creencias populares, solían contar que a la laguna la llamaban también “Laguna de las Siete Apuestas”, ya que un chileno pícaro y jugador que vendió su alma al diablo, por siete bolsitas de pepitas de oro. “El pacto debía efectuarse de noche y a orillas de la laguna, por lo que reunidos allí, diablo y chileno, convinieron realizar siete apuestas. Las seis primeras las ganó el chileno, porque así lo quiso el diablo, pero la séptima, en la que se jugaba el alma, el cuerpo y el oro, el chileno astuto hizo que mandinga se distrajera y mientras miraba las aguas de la laguna, el chileno rápidamente saco la daga e invocando el nombre de Jesús le enseño la Cruz de la empuñadura, desapareciendo el Diablo como por encanto y quedándose el pícaro hombre con todo.

LA TUMBA DEL INDIO

El valle fértil, recostado al pie de los picos nevados de la gran Cordillera, decidió a Piuquen a instalarse allí. Era un hermoso lugar, cerca del que hoy conocemos con el nombre de Los Molles. Los ríos Diamante y Atuel, alimentados por el deshielo, había echo de ese sitio un paraíso multicolor. Su belleza tranquila, que prometía una vida de paz atrajo a Piuquen, quién construyo allí su choza y los corrales de pircas para los animales.

Piuquen, en lengua araucana, significa corazón. Es que la bondad, que era la característica de este indio, que pasaba sus días dedicado a la caza y a cuidar sus animales. A veces hilaba la lana que le proporcionaban sus guanacos y tejía mantas y ponchos de color blanco y negro con hermosas guardas, que cambiaba luego con otros indios por otros productos.

Pero tenía una virtud: siempre, siempre, estaba dispuesto a ayudar a sus vecinos. Además, los niños de los alrededores eran sus amigos:
- ¡Piuquen, enséñame a usar el arco y la flecha!
- ¡Piuquen, regálame una fruta!
- ¡Piuquen, quiero aprender a bolear choiques como vos!

El noble indio satisfacía con paciencia y alegría los reclamos de los pequeños. Pero los años pasaron. El cabello de Piuquen habían encanecidos, sus fuerzas se debilitaban. Un día, presintiendo que su fin estaba cerca, distribuyó sus pertenencias entre sus amigos y se fue.
Todos se preguntaban dónde estaría el bueno de Piuquen, cuando una mañana, al salir el sol, vieron la figura del bondadoso anciano recostada en lo alto del cerro, mirando hacia el este.

Es que el dios de los indios transformó en piedra a Piuquen para que su recuerdo no se borrara del valle.

CAVERNA DE LAS BRUJAS

Referente al nombre de la cueva, probablemente procede de las supersticiones de los antiguos pobladores. Numerosas son las leyendas tejidas en torno de Caverna de Las Brujas: Una de ellas cuenta que repetidas veces “ se acercaba a la cavidad una madre con su niño en brazos y desaparecía en le escuchándose en su interior gemidos y lamentos”.

Otra leyenda reza que al caer la tarde y en la oscuridad de la noche se veía una luz intensa en su puerta dejando ver en su interior innumerables sombras y cantos de brujas en la plenitud de sus ritos.

Fuente: malargue.gov.ar

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