Vino y mate, dos bebidas nacionales que se dejan mirar de cerca en más de 20 caminos de 10 provincias. Para degustar, aprender y disfrutar.
Amerita entonces hoy contar que Los Caminos del Vino y las Rutas de la Yerba Mate se unieron, no en un punto geográfico sino en el concepto de ofrecer un abanico turístico que pinte al país. Veamos de qué se trata.
Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Neuquén, Río Negro y Córdoba dan asilo a bodegas de todo tipo: boutique, industriales, tradicionales y otras súper modernas. El informe anual de Bodegas de Argentina relevó en 2010 que unas 160 bodegas reciben a los visitantes con el fin de transmitir su cultura y tradición a través de diferentes experiencias.
Lo interesante es que cada terroir en nuestro país cuenta con características bien definidas que identifican y distinguen a sus vinos en todo el mundo; por supuesto que el agua y la mano del hombre han sido, desde los orígenes, los colaboradores en la creación de los oasis productivos.
Comenzando desde el norte y tomando como hilo conductor a la Cordillera de los Andes, los primeros paisajes en aparecer son los Valles Calchaquíes, en Salta. Sus colores y las brisas de las montañas se mezclan con cielos diáfanos y poblados históricos. Cafayate, Tacuil y Molinos son localidades que dan cobijo a destacadas bodegas como Los Patios de Cafayate o El Esteco.
Hacia abajo, Tinogasta, Fiambalá, Belén y Caparán conforman los oasis Oriental y Occidental de Catamarca. Sus montañas y su aridez conviven con viñedos de diversas variedades y edades. En esta provincia norteña el enoturismo tiene su tinte distintivo porque se articula con las "rutas del adobe" que vinculan el circuito histórico cultural (que se recorre en auto, en bicicleta o a caballo) con las industrias.
Luego sigue La Rioja, donde está la emblemática Chañarmuyo (bodega y lodge), por mencionar una de las renombradas. Esta provincia ostenta una rica tradición productiva en su valle de Famatina, destacado por su importante patrimonio histórico y cultural. Las sierras de Velazco marcan el camino hacia el sur de la Argentina.
A poco, San Juan, que por su superficie, cantidad de bodegas y producción es la segunda en importancia. Tulum, Ullum y Zonda son los valles que aglutinan a la mayoría de sus casas vitícolas y ofrecen servicios y atractivos enoturísticos muy variados.
En la misma latitud, pero en la región central de Argentina, precisamente en Córdoba, el vino también está presente. Llegó de la mano de los jesuitas hace unos 400 años y su tradición ha ubicado a Colonia Caroya en los caminos del vino con mucho acierto. La Caroyense es una bodega típica que se recomienda visitar.
Volviendo hacia la Cordillera de los Andes, Mendoza, con el 70% de la superficie implantada en nuestro país y una de las 9 Capitales Mundiales del Vino, junto con Burdeos, Florencia, Bilbao-Rioja, Porto, Mainz ? Rheinhessen, Ciudad del Cabo, Napa Valley y Nueva Zelanda, se posiciona en lo más alto del enoturismo mundial.
Como es sabido, en casa, cuatro son los caminos que se pueden recorrer: Gran Mendoza, Valle Central, Valle de Uco y Zona Sur, esos que transitamos con Turismo desde hace años dando a conocer a los mendocinos la calidad de la propuesta vitícola local.
Por último, la región patagónica ofrece dos caminos más: San Patricio del Chañar y el Alto Valle, son los oasis productores de Neuquén y de Río Negro respectivamente. Allí las condiciones climáticas aportan ciertas características a los caldos imposibles de hallar en otras latitudes. Valle Perdido Bodega y Resort y Bodega Agrestis, dos de sus ejemplares.
Si de hospedaje se trata, los caminos del vino albergan desde reconocidas cadenas internacionales hasta posadas y pequeños hoteles entre viñedos. La temática del vino propone, por ejemplo, alojamiento en viejas piletas de concreto remodeladas con excelente gusto y equipadas con la mejor tecnología. La mayoría, están asociadas con proyectos gastronómicos de nivel internacional.
Así los restaurantes entre viñedos son un atractivo que no ha parado de crecer en los últimos 5 años. En este sentido el informe 2010 de Bodegas de Argentina indica que existen 46 bodegas con propuestas gastronómicas propias, que tientan a los visitantes con comidas típicas o cocina de autor e internacional, siempre sobre la base de los exquisitos productos regionales.
A las tradicionales visitas guiadas por la bodega, los viñedos, las salas de barricas y las esperadas degustaciones, se fueron sumando muchas otras actividades, como poda y cosecha, clases de cocina en bodega, cursos de degustación y maridaje, entre otras, hechos que le dieron más color al mundo del vino.
Por otra parte, la multifacética carta permite que el turista disfrute del mundo vitícola no sólo en vendimia, sino durante todo el año. Así, competencias deportivas como los autos clásicos entre viñedos, polo, golf, tenis, acontecimientos culturales y artísticos como Música Clásica o Tango por los Caminos del Vino, las muestras de artistas locales y extranjeros, o simplemente el descanso y el rélax en Spa con tratamientos de vino y oliva, pintan la postal.
Para los que no se quedan quietos: paseos en bicicleta, a caballo, pic nics entre las vides, paseos en globo o en helicóptero, están disponibles.
Tambien las agencias de viaje y turismo, pueden ofrecerle otras alternativas.
Fuente: Los Andes Turismo