El objetivo cumplido, Ushuaia y el punto de partida, La Quiaca.
“Un destino con forma de ruta”. De esta manera el rosarino Leo Aragües definió a su travesía a bordo de una bicicleta por la ruta 40, con el fin de unir La Quiaca con Ushuaia. “No fue un viaje más, ya que me gusta estar en contacto con la naturaleza y los deportes alternativos, así que me propuse que a mis 33 años debía realizar algo que me marque”, expresó. De esta manera a mediados de 2008 comenzó a planear el viaje, buscó información, leyó revistas especializadas, tomó contacto con personas que habían hecho el recorrido, armó su equipo, consiguió algunos sponsors y se embarcó en su aventura.
Leo Aragües, rosarino (leoaragus@yahoo.com), es licenciado en Bellas Artes y desde hace diez años da clases en la escuela primaria y secundaria. Se declara poco amante del fútbol así que desde chico buscó distintos deportes y actividades al aire libre. Es por eso que sintió la necesidad de viajar permanentemente y el 23 de diciembre último partió desde La Quiaca para cumplir con su sueño: llegar a Ushuaia, por la ruta 40.
Pedaleó alrededor de 3.000 kilómetros, a un promedio diario de 100 kilómetros, siempre dependiendo del clima, “a pesar de que nunca tuve lluvias, salvo en Humahuaca, en el resto del viaje luché con los vientos y el terreno que no siempre fue benévolo”.
Si bien el viaje en bicicleta es solitario, Leo destacó que “a lo largo del recorrido pude conocer mucha gente y ese fue mi mejor momento”. Unir La Quiaca con Ushuaia no es tarea fácil para nadie, pero cuando la travesía se hace cuesta arriba la presencia de la gente siempre ayuda. “Lo mejor de viajar es que la gente festeja el paso de uno con las manos en alto, o un pañuelo que se alza, o con un bocinazo y ni hablar cuando te encontrás con personas que luego van a formar parte de tu vida”, destacó haciendo referencia a su encuentro con una familia de Bariloche que lo ayudó en un mal momento y que no solo lo subió a su vehículo por la rotura del manubrio de la bicicleta, sino que “se hicieron cargo del costo del repuesto que adquirimos en el pueblo más cercano. Si no hubiera tenido este contratiempo no los hubiera conocido. Ellos son parte importante de mi viaje”.
A pesar de algunos contratiempos, Leo explica que cuando viaja necesita “ir liviano de cuerpo y de pensamiento”, pero que también se encuentra a sí mismo y que fortalece su capacidad de asombro y su sensibilidad llevando todo su ser hacia el objetivo soñado.
Ya llegando a Esquel, Leo se encontró conque lo que quedaba de la ruta 40 era de muchísima soledad, “entonces me crucé a la ruta 3 que por lo menos había asfalto y siempre encontraría a alguien”, recuerda. Al planificar el viaje siempre tuvo en cuenta que en algún punto iba a tener que subirse a un colectivo y continuar el viaje de esa manera, y así fue. “Mi destino era Ushuaia y unir el país en bicicleta, pero esta cuestión geográfica hizo que los últimos tramos lo hiciera en micro con un poco de nostalgias”. Lo bueno que rescata es que nadie le contó nada y cuando llegó a Ushuaia cerró los ojos y sintió que “realmente estaba en Ushuaia, fue maravilloso”.
“La expectativa mayor –añadió– es llegar a destino”. Una vez que arribó a Ushuaia necesitó compartir y contagiar este entusiasmo y de esta manera “seguir fomentando la vida sana, el contacto y el respeto hacia la naturaleza y el deporte”. El objetivo está cumplido y el sueño alcanzado.
Fuente: La Capital
http://www.lacapital.com.ar/ed_turismo/2010/5/edicion_81/contenidos/noticia_5110.html