A 15 km., zona agrícola donde relata una historia milagrosa que San Francisco Solano pasó por esta antigua villa, rumbo al Tucumán para proveerse de madera de nogal y construir el templo que hoy se levanta en la Ciudad Capital de Santiago del Estero. Al regresar, se encontró en las cercanías de Villa Río Hondo con el gran río crecido (Río Dulce). Era humanamente imposible vadearlo, pero el santo, se cuenta, que desatando su cordón lo arrojó al río, abriendo las aguas y expresando: "Río Hondo, no impedirás nuestro paso". Fue el primero en tocar la otra orilla y dejó sus huellas y la de su mula, en una piedra, que aún se conserva y venera en la nueva Capilla Villa Río Hondo. A partir de ese hecho milagroso, el Santo de la Cruz y el Violín, es venerado en la región y el nombre original de Miraflores, se transformó en Río Hondo.