Las ruinas de Santa Fe La Vieja están ubicadas a 1 km de Cayastá, y a 80 km de la ciudad de Santa Fe.
Es un increíble Parque Arqueológico donde se pueden recorrer los cimientos de lo que fue una de las primeras ciudades planificadas del Río de la Plata, abandonadas durante 3 siglos.
Es posible caminar por las calles de lo que fue una antigua ciudad, que luego de 1 siglo de vida, por diversos motivos dejaron todo atrás para mudarse a lo que actualmente es Santa Fe de la Vera Cruz, la actual ciudad de Santa Fe, capital de la provincia.
En esta urbe, convivieron españoles, criollos, mestizos, culturas aborígenes y africanos esclavos, en una población que se estima de unos 2 mil habitantes.
Declarado Monumento Histórico Nacional, en este asentamiento había cerca de 70 edificios entre casonas e iglesias que fueron abandonadas, y recien saldrían a la luz en el año 1949.
Muchas de las construcciones sólo conservan las partes bajas de los muros que fueron hechos bajo la técnica de tapio o tierra apisonada.
Hay que visitar el Museo de Sitio donde se puede ver una maqueta que reconstruye el trazado de este asentamiento de la época de la Corona. Se pueden ver lo que fue la casa del Conde Tessieres de Boisbertrand, el solar que ocupó el mismo Juan de Garay, el Colegio de la Compañía de Jesús, y la Plaza de Armas en el centro.
En el Museo, hay fragmentos de tejas y sorprenden algunas con dibujos e inscripciones. También hay objetos cerámicos y utensilios de la época.
En el predio, se puede conocer la Iglesia de San Francisco que está techada, protegida de las inclemencias climáticas. Allí se encontró un pequeño cementerio, que hay que conocer.
En el año 1573, Garay fundaría la ciudad sobre la barranca occidental del río de los Quiloazas, actualmente denominado San Javier.
A mediados del siglo XVII, por el aislamiento que generaba la creciente del río, el Cabildo ordenó el traslado.
La mudanza finalizó en el 1670, cuando la ciudad quedó despoblada y la maleza se fue apoderando del lugar y dejó a este asentamiento enterrado durante 300 años.
El Parque permanece abierto en invierno de martes a viernes, de 9 a 13 y de 14 a 18, mientras que sábados, domingos y feriados sólo de 11 a 17.
Desde el primero de octubre cambian las tardes de 15 a 19, y los fines de semana de 10 a 13 y de 16 a 19.
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