"(...) Delinearon los Condes de Tessières un pueblo de cien manzanas, trajeron cuarenta familias labradoras, una parte directamente desde Europa. Otras siguieron a los nobles desde San Carlos y San Jerónimo del Norte. Todos eran católicos franceses y suizos-franceses, y una minoría proveniente del Alto Valais de habla germana". (Kaufmann, R. La muerte del Conde).
Actualmente, la extensión de terreno que le fuera destinada a los fundadores de la localidad de Cayastá y habitada -en aquel entonces- por los primeros pobladores, resulta un atractivo paisaje que invita al descanso y rememora en sus edificaciones la antigua Colonia.