Publicado: 22/09/2016
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El tranquilo pueblo costero de Puerto San Julián, donde se hunden las raíces de la historia patagónica, es hogar de una riquísima fauna marítima, que conserva la memoria de Magallanes e invita a descubrir bellísimas playas, islas vírgenes y leyendas de navegantes.
Ubicado en la provincia de Santa Cruz, es una apacible y amable localidad de 10 mil habitantes, que durante la guerra de Malvinas fue una importante base aérea de la cual aún quedan recuerdos en la gente y monumentos como el Mirage Dagger de la Plazoleta Héroes de Malvinas.
La actividad económica principal siempre fue la cría de ovinos pero, con el agotamiento del suelo y la caída del precio de la lana, los sanjulianenses comenzaron a estudiar otras opciones como la minería (explotación de oro y plata en el cerro Vanguardia) y el turismo, gracias a los atractivos naturales e históricos de la región.
A 50 kms al Sur de San Julián, se encuentra “El Gran Bajo de San Julián”, una cuenca endorreica (un bajo sin salida) y en su punto más bajo está en la Laguna de Carbón, a 105 metros bajo el nivel del mar. Es un sitio de gran interés paleontológico por la gran cantidad de fósiles, y para observarlo hay un mirador sobre la Ruta Nacional 3.
El Circuito Costero es un clásico de San Julián. Es un recorrido de 2 horas por 27 kilómetros de buen ripio por la costa patagónica, donde se pueden ver hermosas playas abrigadas entre abruptos acantilados de entre 15 y 70 metros de altura, con fósiles de tiempos remotos. Toda la zona está formada por rocas sedimentarias marinas del Terciario y de la Formación Patagonia.
En el trayecto también se ven los restos de lo que fue el antiguo Frigorífico Swift, que funcionó hasta el año 1970.
La playa de faro Cabo Curioso es la más tradicional y, según los locales, la ideal para meterse al agua.
La Playa La Mina se llama así porque en el año 1950 había una mina de carbón, de la que hoy sólo se ve un antiguo hueco tapado, se encuentra a 23 kilómetros del pueblo y hay un asentamiento no reproductivo de lobos marinos sudamericanos.
La Reserva Natural Península de San Julián se creó para preservar la gran riqueza faunística de la región sobre una superficie de 10 mil hectáreas. El objetivo principal es preservar los animales y los ambientes costeros donde conviven, entre otras especies, pingüinos de Magallanes, varios tipos de cormoranes, choiques, zorros grises y colorados, piches (mulitas) y guanacos.
El paseo en semirrígido es guiado por un biólogo, y puede ser muy entretenido para tener una vista panorámica de la ciudad y apreciar de cerca a las toninas overas que se acercan y otras especies marinas.
En lancha se puede llegar hasta la Isla Justicia, lugar donde fueron desterrados los capitanes de Magallanes y un insurrecto de la flota de Francis Drake.
Otro punto del viaje es la Isla Cormorán, donde anidan más de 120 mil pingüinos de Magallanes. Allí se puede desembarcar y hacer una breve caminata para ver a estas aves que llegan en septiembre y se quedan hasta abril.
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