Puerto San Julián es un pueblo costero que es parte de la rica historia patagónica, que conserva la memoria de Magallanes, además de ser el hogar de una riquísima fauna marítima, e invita a descubrir bellísimas playas, islas vírgenes y leyendas de navegantes.
Muy cerca de la costa, se puede llegar en lancha a la Isla Justicia, lugar donde fueron desterrados los capitanes de Magallanes y un insurrecto de la flota de Francis Drake.
En el año 1520, Hernando de Magallanes llegó con el objetivo de alcanzar las Indias bordeando el extremo sur de América. El navegante portugués zarpó de Sevilla en agosto del año 1519, buscando unir el Atlántico y el Pacífico. Luego de varios meses ancló, el 31 de marzo del año 1520 en el actual Puerto San Julián.
Siendo invierno, decidió permanecer allí hasta que mejorara el clima, y entonces fue cuando nació la leyenda del gigantismo de los “Patagones”, leyenda que dio el nombre a la Patagonia. Magallanes se sorprendió tanto por el tamaño y fuerza de los nativos que los llamó “Patagones”, término que se dice provendría de la novela de caballería Las aventuras del caballero de Primaleón. En la obra, tal caballero navega a una lejana isla donde vive el monstruo “Gran Patagón”. A partir de entonces, el cronista de la expedición, Antonio Pigafetta llamó a esta zona “Regione Patagonia”.
En las afueras de San Julián, se encuentra un cerro de 300 metros que fue bautizado “Montecristo”, y en su cima Magallanes clavó una cruz reafirmando la fe cristiana y tomando posesión en nombre del rey de España.
Hoy allí se levanta el Via Lucis, versión del tradicional Via Crucis que muestra la resurrección de Cristo, su encuentro con los apóstoles y la ascensión al cielo.
Desde la cima del cerro, se tiene una gran vista panorámica de la bahía, el pueblo y las playas.
En San Julián se celebró la primera misa en suelo argentino, el 1ro de abril del año 1520.
En la madrugada del 2 de abril, hubo un sangriento motín, cuando Juan de Cartagena, Gaspar de Quesada y treinta hombres controlaron tres naos; aunque pronto Magallanes las recuperó e impuso un duro castigo. Uno de los capitanes fue decapitado y descuartizado, mientras el otro fue abandonado, junto al sacerdote de la flota, en la playa de la actual Isla Justicia, con mínimas provisiones.
Luego de 5 meses, los navegantes abandonaron San Julián para seguir su vuelta al mundo. Magallanes murió en las Filipinas, y sólo regresó a España la embarcación Nao Victoria con 18 hombres al mando de Elcano. Como homenaje a esa nave, se creó en San Julián el Museo Temático de la Nao Victoria, con una réplica a escala real de la embarcación. La nave está en la costanera y se puede puede subir a cubierta, bajar a la bodega y caminar entre las figuras de algunos de los personajes de la flota magallánica, mientras una voz en off relata las aventuras de los intrépidos navegantes.
A partir de Magallanes, grandes exploradores y navegantes pisaron San Julián.
En el año 1578, recaló el corsario inglés Francis Drake, que había zarpado de Plymouth en el más absoluto secreto. El hermetismo se debía a que el objetivo de Drake era seguir la ruta magallánica y asaltar galeones españoles. Al igual que Magallanes, la flota de Drake pasó el invierno y luego sufrió un motín y uno de sus miembros también fue desterrado a la Isla Justicia. En agosto del año 1578, la flota siguió hacia el sur y concretó la segunda circunnavegación del globo.
En el año 1828, llegaron a estas aguas los buques hidrográficos ingleses “Adventure” y “Beagle”, relevando la costa patagónica.
En el año 1834, volvió el buque “Beagle” con el capitán Fitz Roy y Charles Darwin, que hizo varias observaciones y halló un ejemplar de Macrauchenia Patachonica, un cuadrúpedo paquidermo antepasado del guanaco extinguido hace 10 mil años.
Finalmente, a fines del siglo XIX, San Julián dejó de ser un lugar de paso cuando comenzó la colonización ganadera con pobladores de las Islas Malvinas.
Hacia el año 1900 ya había seis casas y un año más tarde queda registrada la fundación oficial de Puerto San Julián.