Apabullante geografía, un circuito gastronómico basado en los frutos rojos, visita a chacras, un emocionante “trekking” hacia la Cueva de las Manos y recorridos por senderos poco explorados son la principal oferta de este centro turístico patagónico.
Al noroeste de la provincia de Santa Cruz, la localidad de Los Antiguos se presenta como un vergel de álamos, cerezos y ríos cristalinos al amparo de la cordillera de los Andes.
El paisaje estival puede apreciarse desde los cuatro miradores ubicados dentro de la ciudad y en sus alrededores. Desde esos puntos panorámicos, a los que se puede arribar en automóvil, a pie o en bicicleta, se contempla el lago Buenos Aires, el trazado urbano, la zona de producción chacarera, los ríos Jeinimeni y Los Antiguos, el cerro Castillo y la cercana localidad de Chile Chico, en el país trasandino.
La temporada de verano es un excelente momento para explorar la pureza de estas tierras patagónicas. Además de los tradicionales circuitos turísticos, quien visite Los Antiguos podrá realizar paseos en mountain bikes, salidas de kayak por el lago Buenos Aires, escalada en palestra, pesca deportiva y trekking, de diversa dificultad.
La costanera del lago es una de las opciones para quienes se inclinen por las caminatas. En tanto, quienes busquen más acción y cuenten con mayor entrenamiento físico podrán llegar, mediante un trekking de poco más de una hora, a los paredones de la Cueva de las Manos.
Si se parte desde la ciudad, habrá que recorrer 130 kilómetros asfaltados por la ruta 40 y luego un desvío de siete kilómetros que conduce a la estancia Cueva de las Manos (ex estancia Los Toldos).
Resulta necesario ir con la compañía de un guía de turismo, ya que desde allí habrá que desandar en automóvil o a caballo otro trayecto de 18 kilómetros, sin señalización, para llegar al final de un camino, que muestra en contraposición a la afamada caverna, depositaria de milenarias expresiones, el cañadón del río Pinturas. Es un sitio que deslumbra por sus vibrantes tonalidades rojizas, ocres, marrones y verdes.
El inicio del trekking obliga a realizar un abrupto descenso hasta alcanzar el terreno llano, donde se puede descansar bajo la sombra de los árboles que ladean al río. Después, habrá que atravesar una zona de mallines y comenzar a ascender por una cuesta pronunciada. El aire puro permite recargar oxígeno para afrontar el último tramo del paseo, que culmina en el área de acceso al reservorio arqueológico.
La Cueva de las Manos refleja la cultura cazadora-predadora que habitaba la región. A través de su arte, los primitivos pobladores manifestaron sus costumbres, creencias, técnicas de caza y su relación con el medio ambiente. Los visitantes podrán admirar dichas expresiones no sólo en la cueva sino también en los aleros y farallones del Alto río Pinturas.
Por su emplazamiento en un valle fértil regado por los ríos Jeinimeni y Los Antiguos, el destino desarrolló una intensa actividad agropecuaria basada fundamentalmente en la producción de frutas finas. De allí, que se conozca a Los Antiguos como la Capital Nacional de la Cereza, el delicioso fruto rojo que tiene su merecido homenaje cada verano (ver Fiesta Nacional de la Cereza, página 3).
Una decena de establecimientos abiertos al turismo integra el circuito de chacras. En ellos se puede apreciar los trabajos rurales, degustar y adquirir frutas frescas, dulces, licores y conservas artesanales.
El área de producción frutal de Los Antiguos abarca aproximadamente 150 hectáreas, donde además de cerezas de diversas variedades se cultivan frutillas, frambuesas, moras, grosellas, saucos, calafates, corintos y verduras de estación.
Una de las novedades, incorporada recientemente al circuito, es el espacio Frutos Rojos, donde es posible deleitarse con pastelería artesanal, preparaciones especiales de conservas y sabrosos jugos de frutas locales. Un sector de mercado, con productos de huerta, y una cuidada decoración con antigüedades completan la propuesta.
En cuanto a actividades en contacto con la naturaleza, Los Antiguos depara infinitas posibilidades de pesca en el lago Buenos Aires y los ríos Jeinimeni y Los Antiguos.
En estos ambientes se pueden practicar las modalidades de pesca con mosca y spinning, con el objetivo de obtener truchas marrones y arco iris y salmones del Pacífico o cohos. Dentro de la Secretaría de Turismo local se ofrece asesoramiento gratuito a los pescadores y se adjudican los permisos de pesca.
Quienes prefieran conocer el lago Buenos Aires desde otras perspectivas, pueden incursionar en recorridos en kayaks y deslizadores o ascender en un muro de escalada deportiva de ocho metros dispuesto a la vera del espejo de agua.
En las afueras de Los Antiguos, rumbo al mirador del río Jeinimeni, se encuentra el camino del Monte Zeballos, una travesía de cuatro lagos que culmina en la localidad de Lago Posadas y aporta majestuosos escenarios para conducir por sendas poco exploradas, realizar caminatas y cabalgatas.
Fuente: La Voz Turismo