El circuito comprende las provincias de Mendoza, San Juan, Catamarca y La Rioja.
Como sucede tradicionalmente en países del Mediterráneo como España, Italia, Grecia, Francia y Egipto, entre otros, desde hace un tiempo la Argentina tiene sus propias Rutas del Olivo. El circuito, que comprende las provincias de Mendoza, San Juan, Catamarca y La Rioja, permite conocer y disfrutar del proceso productivo agro e industrial, catar los mejores aceites y disfrutar a la vez de mágicos paisajes.
La Ruta Nacional 38 recorre el Valle Central de Catamarca, que con sus 22.000 hectáreas cultivadas de olivares, siendo la mayor productora de aceite de oliva del país. A ambos lados se ven prolijamente alineadas grandes plantaciones y empresas productoras, una invitación para recorrerlas en épocas de cosecha donde es posible visitar alguna y acceder a las etapas de elaboración.
El camino, entre las cadenas del Ancasti y el Ambato, se encuentra luego con la Ruta 60, que lleva al Valle de Pomán, otro de los grandes centros oleícolas, buena ocasión para llegar luego a Andalgalá, encantador pueblo pleno de antiguas y bellas casonas, con las cumbres nevadas del Aconquija como telón de fondo. Andalgalá es el punto de partida hacia otros circuitos turísticos como Belén; las ruinas de El Shinkal, en Londres; los imponentes paisajes de Antofagasta de la Sierra, o practicar turismo minero en las alturas de Minas Capillitas, lugar de donde se extrae la rodocrocita, nuestra piedra nacional. La Ruta 60 lleva también a Tinogasta y Fiambalá, donde se combinan plantaciones de olivares y buenos vinos de altura.
Desde San José de Jáchal, antiguo pueblo donde relucen construcciones de adobe, una iglesia y viejos molinos, los olivares comienzan a acompañar el camino y van cobrando intensidad hasta llegar a la Quebrada de Ullum, que junto con los valles del Zonda y Tulum concentran la mayor producción de aceite de oliva de la provincia.
El entorno que crea la gran represa de Ullum es ideal para combinar paseos por los cercanos establecimientos oleícolas, reconocidas bodegas y practicar cantidad de actividades náuticas en el gran espejo de agua del dique, que conforma un gran oasis enmarcado por encantadores sitios como Bahía de Tablas y Punta Tabasco, con buena hotelería, restoranes y servicios.
Desde la capital sale la Ruta 14, que lleva hacia el valle de Calingasta y a Barreal. Un imperdible es visitar la Pampa del Leoncito y practicar carrovelismo en la gran planicie arcillosa, coronada a lo lejos por una cadena de montañas. La calidad del agua del deshielo cordillerano y lo agreste de su suelo, hacen que el olivo en la síntesis de formación de aceites logre el equilibrio y la armonía que únicamente los grandes aceites tienen.
La Ruta Nacional 60 se interna en La Rioja, otro de los sectores productores más antiguos y representativos de la historia aceitunera nacional.
El recorrido atraviesa una sucesión de pueblos, viñas y olivares hasta llegar al departamento de Arauco, donde se conserva aún el olivo que tiene cuatrocientos años y que, según cuenta la historia, sobrevivió a la orden de tala del rey Carlos III como medida proteccionista de la industria española, y que tenaz sigue dando sus frutos, única variedad argentina que figura en el catálogo mundial de tipos de aceitunas.
Aimogasta, ciudad cabecera de la región, ofrece un moderno y confortable hotel, con buena cocina regional y considerable variedad de aceites de oliva exhibidos para la venta. Desde allí, por la RN40 se llega a Chilecito, al pie de la legendaria sierra de Famatina, importante centro económico riojano que concentra bodegas y empresas oleícolas.
Es recomendable una visita al cablecarril que parte desde la estación hasta la emblemática mina La Mejicana, símbolo de la estirpe minera de la provincia, antes de retomar la ruta hacia el Parque Provincial de Talampaya, la joya de la provincia. Muy cerca, ya en tierras sanjuaninas, se accede al Parque Provincial de Ischigualasto, más conocido como el Valle de la Luna.
Por la Ruta Nacional 40 se accede a Mendoza. El principal polo vitivinícola de la Argentina mantiene su tradición olivícola en varios puntos de la provincia, junto con sus clásicos circuitos turísticos que llevan a internarse lentamente en la Cordillera de los Andes a través de lugares como Cacheuta y sus termas y spa, Potrerillos, Uspallata, Los Penitentes y Puente del Inca, y trepar hasta Las Cuevas y llegar al límite con Chile.
Dentro de la Ruta del Vino, especialmente en el departamento de Maipú, es posible visitar empresas oleícolas y degustar sus aceites de oliva virgen extra.
Fuente: Diario Ámbito