Quienes viajan al norte de la Argentina y piensan llegar a la salteña Cafayate, tendrán posibilidades de hacer una visita a la estancia Chimpa. El lugar es maravilloso. La arquitectura, con fuerte acento español, y también los caballos como protagonistas de la experiencia, esta vez, entre los viñedos de la estancia.
Afuera, una piscina forma parte del paisaje, diseñado con las montañas de los valles calchaquíes de fondo y un sembradío en medio.
Para la aventura, están los corrales con caballos criollos y peruanos de paso. Hay muy buenas cabalgatas, incluso nocturnas. Se recomiendan las que llevan a las dunas, parte de las cuales están dentro de la misma estancia.
Cosechar sus propias uvas Torrontés, Cabernet, Tannat y Malbec; beber el buen vino de la estancia, y salir al campo con los gauchos bajo la luna y las estrellas, una experiencia con Salta a flor de piel. Eso es lo que hay en este lugar.
Quienes rumbeen para el lado de Molinos, encontrarán Hacienda de Molinos, una vieja estructura edilicia colonial, original del siglo XVIII, perteneciente al último gobernador de la corona española en esas tierras, Nicolás Severo de Isasmendi y Echalar. Desde la piscina se tiene una hermosa vista al Nevado de Cachi.
Las estancias son como la buena literatura. Encajan en un género específico que las iguala y las hace ser la misma cosa, pero a la vez cada una es más o menos una obra con estilo propio, particular, exclusivo.
Las generalidades comunes radican en la estructura que define una propiedad rural, en la que se desarrolla alguna actividad agropecuaria de producción primaria, con un casco integrado por alguna edificación principal y algunas secundarias, donde los anfitriones, generalmente propietarios, brindan alojamiento con características personalizadas a huéspedes que sabrán valorar la comida casera y los momentos de charla y amistad.
Las diferencias radican, básicamente, en la región geográfica donde están apostadas. De allí que algunas crían ovejas, otras vacas, otras llamas y otras caballos y algunas cultivan trigo o soja, otras árboles y otras tabaco o vides.
Unas extienden sus hectáreas sobre llanuras pampeanas, otras sobre selvas o estepas, y también aquellas que se emplazan en costas de ríos, lagos o mares.
Como de la ubicación geográfica suele depender el tipo de producción, un simple vistazo a la economía política del país indica también el lujo de las propiedades y su anclaje histórico.
Entonces aparecen las diferencias entre los coquetos casquetes de estilo inglés, francés o italiano, que pueden encontrarse en la pampa gringa, y las no menos encantadoras casas coloniales españolas de las estancias del norte o del litoral. Es en esta variedad donde aparecen algunas perlas dignas de ojos expertos.
Fuente: La Voz Turismo
http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=585549