Experiencias inolvidables a bordo de embarcaciones que llevan entre 30 y 300 pasajeros. Toda la inmensidad del extremo Sur a su alcance.
En los últimos años el turismo antártico ha crecido sostenidamente y cada verano miles de visitantes de todo el mundo llegan al continente más frío, alto y ventoso del planeta, pasando por Ushuaia al iniciar o finalizar su viaje.
Y en ese itinerario la capital de Tierra del Fuego, distante a mil kilómetros, se convierte en la puerta de entrada natural al continente Antártico desde octubre a fines de marzo, de hecho su puerto recibe al 90 por ciento de los barcos que llegan a dichas tierras extremas.
Se trata principalmente de cruceros y en menor proporción veleros, que zarpan desde Ushuaia, cruzan el Pasaje Drake y navegan durante dos días hasta alcanzar el extremo noroeste de la península antártica.
La duración de los trayectos son variables: comprenden desde un mínimo de 10 días a más de tres semanas, incluyendo destinos como la península antártica, las islas subantárticas -como las Georgias, Sandwich y Orcadas del Sur- y hasta una ruta de semi-circunnavegación que finaliza en otros continentes.
En general, los buques que cubren el destino son del tipo rompehielos o con casco reforzado y poseen una capacidad que oscila de 30 a 300 pasajeros, de acuerdo al estilo de embarcación, ofreciendo diversos servicios a bordo. Así, es posible viajar en un crucero de lujo o en barcos de tipo expedición-aventura.
La superficie continental de la Antártida es de alrededor de 14.000.000 km2, en la que sólo un 2% se encuentra libre de glaciares. El territorio está dividido por un cordón montañoso de dirección noroeste-sudeste, que separa el sector occidental, más accidentado, del oriental, un área donde predominan las mesetas.
Quienes viajen a la Antártida contemplarán parajes de singular belleza y de una increíble biodiversidad, sobre todo relacionada al ambiente marítimo. Si bien la flora es muy escasa en todo el continente -representada por líquenes, musgos, algas, hongos y tres especies de plantas sin flores.
Allí pueden encontrarse siete de las diecisiete especies de pingüinos del mundo: Emperadores, Papúas, de Barbijo, Adelia, Rey, de Penacho Amarillo y de Frente Amarilla. Asimismo, habitan esas latitudes albatros, petreles, pardelas, skuas, gaviotines, palomas antárticas y alrededor de una decena de diferentes ballenas.
Por otra parte, según la época estival en la que se viaje se podrán disfrutar distintas experiencias: en diciembre y enero se dan la mayoría de los nacimientos de las especies que habitan el lugar, con lo cual es factible observar pichones de pingüinos y cachorros de focas. En tanto, el período de febrero y principios de marzo es un buen momento para avistar ballenas.
Dependiendo de las condiciones climáticas se realizan dos o tres descensos de los barcos por día -permaneciendo en cada parada unas dos horas. Los desembarcos se realizan en los zodiacs, botes de goma resistentes y de mucha estabilidad.
En cuanto a la vida a bordo, cada compañía naviera suele organizar charlas instructivas con naturistas y científicos orientadas al mayor conocimiento del continente antártico, como también proyecciones de películas y documentales.
Fuente: Los andes Turismo
http://www.losandes.com.ar/notas/2010/1/3/turismo-464854.asp