En el río Minero, a 15 kilómetros de Villa Traful en dirección hacia Bariloche, una vieja estancia dedicada a la ganadería ovina se cubrió de nieve y perdió todos sus animales durante una gran tormenta en 1984. La catástrofe fue la motivación final para que Osvaldo Lagos, tercera generación de la familia en este campo, decidiera optar por el turismo rural.
La estancia que lleva el nombre del río, que tiene su naciente en su predio de más de 30.000 hectáreas, cuenta con dos cabañas para turistas con capacidad para familias numerosas más el acogedor encanto con muebles de madera creados por los Lagos. La tarifa es de $ 260 para dos personas.
La gastronomía campestre está a cargo de Leonilda y su nuera, Naiara, una joven que llegó como turista desde un pequeño poblado del País Vasco y, atrapada por la sencillez de la vida rural y sureña, se quedó y ahora es parte del proyecto.
"Intentamos que el turismo sea participativo. Nuestra casa está abierta para que vengan a conversar y aprendan a hacer pan casero y dulces, que recojan ellos mismos los frutos, y les enseñamos a curtir cueros y a hacer quesos", explica Naiara en la cocina de la casona central de la estancia, donde su suegra amasa el pan para ofrecer a los turistas de paso que, curiosos, se acercan desde el camino principal para degustar unos ahumados. La cerveza artesanal se elabora con agua del río Minero.
La estancia tiene un atractivo particular para quienes prefieren desconectarse de la vorágine de la ciudad. Aquí no hay energía eléctrica, sólo un generador provee luz cuando cae la noche y por algunas horas. Y en las cabañas pintadas de azul, que sobresalen del verde y marrón del bosque, se cocina y calefacciona con leña.
Naiara oficia de relacionista pública de la estancia, recibe a los turistas, les cuenta sobre la vida en el campo y también muestra con orgullo las habilidades para el tejido y la cocina que aprendió cuando se instaló acá.
La conversión de la estancia ganadera en turística tampoco disgusta a Osvaldo, el padre de familia, que nació aquí y heredó el trabajo en estas tierras de su familia, que vive en la zona desde 1919. Activo, promueve cabalgatas y caminatas para quienes lleguen a disfrutar de sus instalaciones.
Este verano, una familia compuesta por un médico rescatista norteamericano, su esposa y dos hijos conoció la estancia y se entusiasmó hasta el punto de reservar su sitio aquí para vacacionar durante tres meses: "Este lugar nos sorprendió por su soledad, el entorno natural con el río y la montaña y la combinación del ambiente. Por eso decidimos quedarnos para una reconexión familiar", contaron con la mirada perdida en las piedras del Minero.
Fuente: La Nación Turismo
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1222693