Un pueblo que sorprende por su impronta suiza y, más aún, por su lograda versión del famoso queso típico de los Alpes.
Para llegar a este pueblo, a unos cien kilómetros de Posadas, escondido en las ondulaciones del relieve misionero, hay que dejar la ruta 12 y continuar algunos kilómetros por una ruta que sube y baja siguiendo los vaivenes verdes de un paisaje sembrado de té y yerba mate.
Lo más probable es que se llegue precisamente detrás de los camiones cargados de bolsas de yerba, o siguiendo la huella de un tractor con su remolque de troncos.
En la entrada de la ruta, un modesto arco de metal se anticipa algunos kilómetros y da la bienvenida a Ruiz de Montoya. Pero llama más la atención el chalet de madera, de arquitectura alpina, que se encuentra a su lado: la torrecita que lo corona le da cierto aspecto de vigía y anticipa la impronta suiza de este pueblito discreto del sur de la provincia de Misiones.
El pueblo en sí es un lugar apacible y retraído, con algunos comercios a lo largo del bulevar de la calle principal. Las manzanas alternan campo y casas, separadas por calles de tierra rojiza, que tiñe todo a su paso. Rojo y verde, los dos colores de Misiones, también predominan aquí, aunque sobre el principal edificio de Ruiz de Montoya además flamean el rojo y el blanco: se trata de la bandera del Club Suizo, edificio construido como una granja de los Grisones o del Appenzell, de silueta maciza y con techo de tejas.
El club es el centro de la vida del pueblo, como la iglesia, que se encuentra algunos metros más arriba por la misma calle y pertenece a la Iglesia Evangélica Suiza, un movimiento nacido de la reforma calvinista en el Renacimiento. En el mismo predio funciona el Instituto Línea Cuchilla, otro testigo de la presencia suiza en este rincón de Misiones y la principal institución del pueblo.
Esta escuela rural es un centro de formación para futuros agricultores y un internado donde estudian chicos de pueblos más lejanos con la dirección del pastor suizo Martin Günthardt. Fundado en 1962 por un pastor de Berna, el instituto recibía en sus principios a los hijos y nietos de colonos suizos de Misiones, mientras que hoy tiene unos 400 estudiantes de toda la región, sin consideraciones étnicas ni confesionales, que se forman como técnicos agrícolas o electromecánicos. La escuela no se visita, pero tiene en la recepción un puesto de venta de algunos productos elaborados por los alumnos.
Según los suizos radicados en la Argentina, allí se fabrica el mejor -si no el único verdadero- queso de raclette local. Se puede comprar una horma o una porción, así como dulces, mermeladas y conservas. Son productos de calidad artesanal, como cabe esperar de este pequeño enclave a la suiza en las cuchillas misioneras, al borde de la transitadísima ruta 12, que va de Posadas a Iguazú.
Una ruta donde Ruiz de Montoya merece un alto, y tiene, entre muchos otros atractivos cercanos, las ruinas de San Ignacio y Santa Ana, las ciudades de Montecarlo y Puerto Rico, las minas de piedras semipreciosas de Wanda y, al final, las espléndidas Cataratas.
Informes
Para más información sobre Ruiz de Montoya: 03743-495040.
Informes sobre el Instituto Línea Cuchilla: 03743-495015; ilc@prico.com.ar.
Fuente: La Nación Turismo