Como todos los años, la provincia cuyana ofrece una interesante alternativa vacacional. Atractivos sobran en uno de los destinos más diversos y completos de la República Argentina. Más de un centenar de celebraciones, que culminan con la imponente Fiesta Nacional de la Vendimia, tienen lugar en Mendoza.
Cada año, el Aconcagua, cerro más alto de América, convoca a miles de montañistas de todo el mundo con el fin de desafiar sus paredes. La temporada de ascenso comienza la segunda quincena de noviembre y se extiende hasta los primeros días de marzo, dependiendo de las inclemencias del clima. Asimismo, el «centinela de piedra», tal su significado en lengua quechua, se puede observar desde la Ruta Internacional 7 y ofrece distintos tipos de actividades, desde ascensos para profesionales hasta accesibles caminatas hasta puntos de observación inolvidables.
Una vez que el turista accede al Parque, se pueden realizar caminatas hasta la Laguna de los Horcones, siempre guiados por guardaparques. Las mismas tienen una duración de dos a tres horas. Desde este lugar, la vista hacia el coloso de América se registra de forma indeleble en la memoria de los visitantes.
Otros trekking que se pueden realizar se extienden por lapsos de 3 y 5 días y requieren equipamiento especial. Estos servicios son ofrecidos por empresas profesionales y agencias registradas oficialmente para tal fin.
Las expediciones que buscan alcanzar la cumbre máxima comienzan mucho tiempo antes, con una preparación física especial y la aclimatación a la altura, que se realiza en el mismo parque en los días previos a la ascensión.
Descubrir pequeñas bodegas y vivir la fabulosa experiencia de los caminos del vino son excelentes opciones en Mendoza durante todo el año, pero el verano trae experiencias inolvidables para los visitantes.
Almorzar en bodegas, recorrer sus verdes viñedos en bicicleta, visitar sus cavas, conversar con los enólogos, degustar vinos antes de que salgan al mercado y muchas actividades más son las experiencias que ofrece el incomparable mundo del vino en Mendoza.
El ecoturismo es otra opción. Observar y fotografiar grandes manadas de guanacos y vuelos del cóndor o variedad de aves en espejos de aguas naturales, caminar junto a una flora de monte colorida y perfumada, deslumbrarse en ámbitos de formaciones extrañas, curiosidades geomorfológicas, fenómenos volcánicos en paisajes de una fuerte naturaleza plena de texturas rocosas y colores son apenas algunas de las experiencias que puede tener quien visita algunas de las 14 áreas protegidas con las que cuenta el territorio mendocino.
En estos espacios preservados es posible disfrutar de múltiples opciones de encuentro con la naturaleza: reconfortantes baños de aguas termales, caminatas, safaris fotográficos, excursiones espeleológicas y flora y fauna autóctonas.
Ríos, valles y montañas conforman los principales escenarios para la práctica del turismo aventura. Las actividades de agua y de montaña a lo largo de la Cordillera de los Andes son las mejor posicionadas, pensadas para satisfacer los más variados gustos, desde los que quieren disfrutar del vínculo con la naturaleza, hasta los que desean experimentar fuertes emociones.
Cuando la aventura transcurre en el agua, el desafío es enfrentar corrientes, rápidos y cauces alzados y deslizarse a toda velocidad sobre las aguas hasta alcanzar el remanso. Los variados programas permiten experiencias para todas las edades y con distintos niveles de complejidad. La montaña permite la realización de otras apasionantes actividades, tales como el rappel, travesías en mountain bike, escalada y tirolesa.
También se realizan excursiones en four track y overlanding. La provincia además cuenta con ocho embalses en los que se pueden practicar navegación a vela, windsurf, esquí acuático y pesca deportiva.
Las actividades aéreas se suman a las actividades de agua y de montaña. Vuelos en parapentes o ultralivianos, vuelos en globo sobre viñedos, en avión o en helicóptero, logrando una perspectiva única de la ciudad, sus alrededores o de los pintorescos paisajes.
El turismo termal y spa se caracteriza por la combinación del descanso psíquico y físico, realizando tratamientos terapéuticos, enmarcados en lugares naturales, en el caso de Mendoza rodeados de montañas y con la cercanía de ríos y vertientes.
Desde antaño en Mendoza sólo se desarrollaba el termalismo, pero en los últimos años se ha visto el crecimiento de este producto por la variedad de terapias ofrecidas a los visitantes.
Los establecimientos especializados cuentan con profesionales de la salud que garantizan el servicio ofrecido, tanto en centros semirrurales como urbanos. Los alojamientos urbanos de categoría superior cuentan con spa donde incluyen programas completos de alojamiento, gastronomía especial, tratamientos y actividades recreativas.
En algunos alojamientos la modalidad de tratamientos ofrecidos se relaciona con productos derivados del vino y del olivo (vinoterapia y olivoterapia) y recientemente un establecimiento ha incorporado la chocolaterapia.
Las opciones de tomar baños termales pueden realizarse en piscinas termales, al aire libre o climatizadas, grutas termales, duchas escocesas y jacuzzis, entre otras.
Uno de los centros termales de la provincia, Cacheuta, ha aprovechado la presencia del río y de aguas termales en su entorno para crear un parque temático de agua, el cual conjuga perfectamente con los tratamientos terapéuticos realizados en las instalaciones específicas con actividades lúdicas y de esparcimiento al aire libre.
Fuente: Ambito