Publicado: 31/01/2010
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Fuente: Los Andes Online
El Festival Nacional de la Tonada, del 5 al 7 de febrero en Tunuyán, Mendoza, es un buen momento para disfrutar -además de buena música- paisajes, aventura y gastronomía, de lo mejor del valle.
La Tonada es un llamador multitudinario para -cada febrero- llegar hasta el departamento del Valle de Uco, sin embargo la suma de sus atractivos naturales, servicios, turismo aventura, rural y enológico, lo convierten en un destino apto para cualquier mes del año.
Por estos días la fisonomía de la villa cabecera se ve alterada por el espíritu festivo, arriban visitantes de todos los rincones de Mendoza y del país para vibrar bajo su escenario mayor. Hay quienes eligen alojamientos céntricos, otros prefieren las zonas rurales y en especial El Manzano, luego la noche los encontrará en el Anfiteatro Municipal.
En esta edición: León Gieco, Luciano Pereyra, el Chaqueño Palavecino, Orozco y Barrientos entre excelentes solistas, agrupaciones y cuerpos de baile de la provincia.
Las distancias no son obstáculo para inspeccionar los rincones teñidos de verdes, enormes áreas cultivadas donde las hortalizas y los frutales, en especial la roja tentación, son el sello principal. Pero también lo son los viñedos que en los últimos años, constituyen un verdadero imán para el turismo enológico.
Las extensiones de vides sobre el terreno pedregoso que trepa sin par hacia la cordillera han cambiado las postales clásicas, aunque la flora autóctona con cortaderas, coirones, chañares y jarilla, sigue dando muestras de la naturaleza de esta tierra, donde el hombre transforma cada centímetro de aridez en fértil futuro.
Salir de la ciudad por esas calles cercadas por álamos o carolinos, requiere de la atención de los viajeros, pues no será difícil encontrar excelentes restaurantes rurales, esos que con los productos de esta zona propician verdaderos festines. Casas de dulces, viveros, artesanos y muchos emprendimientos como chacras en las que los visitantes pueden además de disfrutar de la gastronomía criolla aprender a realizar las labores de la huerta, con los secretos del cultivo orgánico, por ejemplo.
Por supuesto que entre paseo y paseo, serán necesarias paradas de rigor: para comprar el pan y las tortitas caseras, las empanadas cocidas en horno de barro, las conservas o aceites de oliva, y los excelentes vinos de la región, ofertas tentadoras que aparecen a la vera de cualquier senda.
La aventura, también se ha transformado en un ítem obligado en la agenda del turista, ya propusimos algunos circuitos en Turismo del domingo anterior, pero como siempre decimos: los lectores se renuevan. Enmarcadas por sus bellos paisajes las actividades se multiplican en el río con rafting o cool river y la pesca que desafía a los reeles más avezados, el premio: piezas de gran tamaño.
En la montaña cabalgatas, trekking, ascensiones, parapente, tirolesa, por nombrar algunas propuestas, y también circuitos de mountain bike por bodegas. La escalada en roca en el sector de Arenales, conocido por sus condiciones en todo el país, con paredes de granito que son un verdadero reto para los amantes del deporte.
Desde El Manzano y sus alrededores, es imprescindible realizar cabalgatas cruzando el río, siguiendo diminutas huellas que parecen perderse en la montaña, aunque los caballos sortean todos los obstáculos y los baqueanos -guías de los paseos- dan tranquilidad con sus destrezas. También las travesías 4x4 son buena alternativa, pampas verdes, cascadas y arroyos cristalinos entre los imponentes cerros son las imágenes privilegiadas que regala esta actividad.
Y hablábamos de partir desde la Reserva Manzano Histórico, donde se encuentran campings, cabañas, proveedurías y restaurantes de muy buena calidad.
Cada día en la Reserva puede diseñarse a medida: haciendo un asadito luego de visitar los museos y la Estación de Piscicultura, para luego emprender caminatas; almorzar en alguna de las propuestas gastronómicas del área, una trucha por ejemplo -todas de los ríos y criaderos de los alrededores- y contratar alguna excursión para desentrañar los hermosos caminos de la montaña del Valle de Uco, que puede finalizar en Tupungato o en la visita a alguna de las bodegas cercanas.
Otros pueden optar por llevar los sandwichitos y apostarse en algún rinconcito de sombra, respirar aire puro aromatizado por las hierbas autóctonas, mientras se empalaga de las postales que Tunuyán obsequia a cada mirada.
Fuente: Los Andes Online
http://www.losandes.com.ar/notas/2010/1/31/turismo-469604.asp
