Uno de los mayores atractivos de Mendoza, es esta gruta sorprendentemente conservada a través de los millones de años.
Al sur de la provincia de Mendoza, en el departamento de Malargüe, se puede disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor. Una de las principales atracciones son los oscuros pasadizos de la Caverna de las Brujas, ubicadas en el cerro Moncol, a 1831 metros sobre el nivel del mar, y a 70 kilómetros de la ciudad de Malargüe.
Esta caverna cuenta con diferentes formaciones con millones de años de antigüedad, en un buen estado de conservación, y representa es una de las principales reservas geológicas de Mendoza.
Para ingresar en la caverna, hay que reservar su turno en la Dirección de Turismo local, para luego recorrerla en un circuito especialmente destinado a los visitantes, por donde se atravesarán salas repletas de estalactitas y estalagmitas en diversas formas, dimensiones y colores. El recorrido por la Caverna de las Brujas siempre se realiza con un guía, que explica el origen y las características de cada formación.
El recorrido comienza en la Sala de la Virgen, que tiene su nombre por una enorme estalagmita que se encuentra en el centro, cuya forma se asemeja a la imagen de una virgen en postura de rezo. A partir de allí, se atraviesan diferentes recámaras y galerías con historia propia y leyendas que perduran a través de los años.
El total de la caminata es de 400 mts que se recorren en 2 horas, todos provistos de casco y linterna. En el interior, la temperatura es de 9 grados centígrados, entonces es aconsejable ingresar con abrigo y zapatillas de trekking.
Se atraviesa también la zona llamada La Gatera, que tiene su nombre a que los visitantes la atraviesan en posición de gateo. Luego, podrán toparse con inmensas formaciones de rocas, cristales y cascadas petrificadas por el salitre y azufre del agua, y el goteo constante que produce una intensa humedad. Asimismo, la Sala de las Columnas (que contiene decenas de pequeñas formaciones encolumnadas) y la Sala de las Flores (en que abundan unos corales que semejan flores) son dos de las principales recámaras de la caverna.
Hay una leyenda de la Caverna de las Brujas que fue transmitida de boca en boca, de generación en generación entre los habitantes de la zona, y hoy le da un toque de misticismo al recorrido.
Según cuenta, antiguamente el pueblo de Bardas Blancas dominaba la región, era una de las tribus más poderosas que tenía cautiva a dos mujeres blancas, quienes fueron lastimadas en las plantas de los pies, para que no pudieran huir de las tolderías.
La leyenda cuenta que cuando sanaron sus heridas, las dos cautivas se refugiaron en la caverna, en la Sala de la Virgen. Los pobladores vieron salir a dos grandes lechuzos por la puerta de ingreso, lo que hizo suponer que las mujeres brujas se habían transformado en aves y escapado de esa forma.
A partir de esos días, los habitantes de la zona comenzaron a ver a dos mujeres de aspecto andrajoso, pelos largos y muy sucias, que en altas horas de la tarde salían de la caverna y volvían a ingresar.