Este destino poco promocionado ofrece una amplia oferta de visitas a bodegas y sitios históricos, aventura y un nuevo circuito productivo.
Los extranjeros que invierten en vino pusieron la mirada sobre el Valle de Uco. El corazón geográfico de Mendoza, poco explotado hasta ahora por el turismo, comienza a despertar el interés y surgen servicios de alojamiento, gastronomía y entretenimiento alrededor del vino.
El paisaje es imponente: los picos nevados del Cordón del Plata, valles, ríos caudalosos y extensas plantaciones de viñedos de alta calidad, especias y árboles frutales que solazan el olfato.
El holandés Mijndert Pon fue uno de los primeros en apostar al desarrollo del paraje Los Arboles, en Tunuyán, 80 km al sur de la ciudad de Mendoza. Su pequeño imperio en la Argentina es el Espacio Salentein, un complejo que reúne bodega, museo, capilla y posada. Entre viñedos y con la montaña atrás, es el sitio apropiado para descansar y probar exquisiteces. Los vinos de alta calidad enológica se pueden degustar en el comedor, junto a un menú de cocina tradicional argentina con toques gourmet. El alojamiento en habitación doble con media pensión cuesta desde 250 dólares (reservas@salenteinposada.com / www.bodegasalentein.com).
La calma se apropia de la escena desde que se emprende el camino pedregoso hasta el Manzano Histórico, a cuya sombra reposó el general San Martín con su tropa. Como si se recorriera un túnel entre álamos, el viajero asciende hasta 1.200 m de altura, donde se encuentra la posada. Allí sólo se escucha el zumbido del viento sobre la vegetación de montaña.
El complejo tiene 16 habitaciones, tres casas de campo y un estar con hogar a leña. Las habitaciones están conectadas por senderos verdes, que convergen en una piscina descubierta.
A 3,5 km, el Museo Killka alberga una colección de pinturas y esculturas de artistas argentinos contemporáneos y holandeses de los siglos XIX y XX. Enfrente se encuentra la Capilla de la Gratitud y, detrás, la bodega.
Los paquetes turísticos incluyen trekking y cabalgatas en Finca San Pablo, visita al Manzano Histórico y recorrido en bicicleta por el corredor productivo, un camino de asfalto rodeado de fincas, bodegas, aceiteras, conserveras y otras agroindustrias. Para los que disfrutan del turismo aventura, este verano se ha sumado un tour de pesca con mosca y rafting en el río Tunuyán. Y aquellos que sólo prefieren el placer del buen comer y beber, tienen la posibilidad de almorzar o cenar en la Posada, con vista a una amplia galería y a metros del viñedo. Los domingos, en el restaurante se realiza el ciclo "Posada a las brasas", con una selección de carne de ternera, cerdo, chivo y cordero.
Fuente: Clarín Turismo
http://www.clarin.com/suplementos/viajes/2009/12/20/v-02104340.htm