Cada febrero, la provincia de La Rioja vive su fiesta más importante / En los barrios y en los pueblos se mezclan harina, albahaca y vino y se cumple, otro año más, con el ritual que remonta al tiempo del dominio diaguita.
"Cada febrero vuelve a renacer..." Los versos de Peteco Carabajal en Viejas promesas pintan como los de cualquier poeta riojano el embrujo que vuelve año a año a sojuzgar a todo un pueblo.
La Chaya es sinónimo de La Rioja, de febrero, de calor, de amistad y de alegría, una alegría pasajera que en sólo unos pocos días mitiga años, décadas y siglos de padecimientos de un pueblo acostumbrado a padecer.
Es que justamente en febrero se celebra esta fiesta tradicional en toda la provincia, con distintos matices y con variadas actividades. Los topamientos en los barrios, el Festival de la Chaya, las fiestas de harina y albahaca y hasta los corsos carnavalescos se mezclan en cada ciudad y pueblo.
La utilización de la harina u otros elementos más actuales (como la pintura o la pomada de zapato) tienen un objetivo: teñir las caras y las vestimentas de quienes participan de la fiesta y, de esta manera, borrar las fronteras sociales o económicas que durante el año los separan.
El origen de la chaya se remonta a la época en que en los valles y quebradas de la región vivían los aborígenes diaguitas.
Cada año las tribus agradecían a la Pachamama (la Madre Tierra, a la que también se llamaba Allpa Huama) las bondades recibidas y la fructífera cosecha, principalmente del algarrobo, el árbol más importante de la economía y la tradición diaguitas.
Los estudiosos de estas leyendas coinciden en que en una de estas tribus vivía una bella joven llamada Challai (Chaya), que era tan hermosa que los diaguitas creían que era un homenaje vivo a la Madre Tierra.
Aquí las opiniones de los expertos se dividen. Algunos señalan que Chaya se enamoró de un joven y rubio colono que pasaba junto a su familia por estos parajes. Otros –la mayoría– aseguran que la bella joven se enamoró de Pujllay, una especie de semidios. De cualquier manera, el amor entre ellos no se concretó, ya sea por no ser aceptada la niña por la familia del joven colono o por no ser correspondido el amor de Pujllay por Chaya.
La niña, desengañada, huyó a las montañas y toda su tribu salió a buscarla y se dice que cuando la vieron en una quebrada, Chaya se convirtió en nube y ascendió a los cerros. Pero la leyenda va más allá y dice que cada febrero vuelve convertida en rocío, para endulzar las flores del cardón, como una lágrima derramada por su amor perdido. Pujllay, con su corazón partido, se emborracha y cae en un fogón, donde muere.
Esta leyenda da el nombre de Chaya a la fiesta y deja como personaje principal a Pujllay, que en la actualidad se representa con un muñeco desgarbado que preside la celebración desde su desentierro, al inicio de la Chaya, hasta su entierro o quema, que marca el último día de la fiesta.
Los barrios de La Rioja son el escenario de los topamientos, una de las esencias de la Chaya. Los vecinos de las barriadas más tradicionales organizan este encuentro que se realiza durante dos fines de semana. Allí, el vino, las empanadas, la harina, la albahaca y la música popular, hacen olvidar las penas y borran los resquemores y las diferencias entre todos.
El topamiento es el enfrentamiento amistoso entre los hombres y las mujeres, que al llegar al centro de la calle se arrojan agua y harina como símbolo de confraternidad.
El "cumpa" y la "comadre" son los personajes que comandan la ceremonia chayera.
Durante toda la tarde los vecinos del barrio bailan al ritmo de grupos folklóricos o de música grabada, en una fiesta que acaba cuando comienza la noche.
Cada barrio tiene su particular "liturgia" chayera, en la que se incluyen los topamientos, las fogatas, los juegos con agua y barro, la música en vivo o el baile al ritmo del cuarteto, aunque el alcohol, la harina y la albahaca son el denominador común.
El municipio de la Capital lleva adelante desde hace algunos años el Febrero Chayero, con premios al trabajo y el amor por esta fiesta que sienten los riojanos. Así, se premian al mejor topamiento, el mejor Pujllay, la mejor caja chayera, la mejor comparsa o la mejor vidala compuesta por los propios vecinos.
Febrero Chayero
Cuándo: desde el viernes 19 y hasta el lunes 22.
Dónde: Estadio del Centro.
Actuarán: Chaqueño Palavecino, Los Nocheros, Jorge Rojas, Soledad, Sergio Galleguillo, Abel Pintos, Los Tekis, Los auténticos decadentes, La Mosca y El Bahiano.
Cierre. El mes chayero cerrará el sábado 27 con una maratón de 24 horas de chaya en la plaza Facundo Quiroga.
Fuente: La Voz Turismo
http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=590726