Esta fiesta ancestral, a la que algunos adjudican raíces diaguitas, convoca dos fines de semana de febrero en torno a la tradición.
Del 18 al 23 de febrero del 2011, La Chaya, la fiesta riojana más convocante, llena las calles del perímetro provincial y todo se tiñe de algarabía.
Esta celebración es sinónimo de carnaval y durante seis días toda la provincia queda sumergida en un reino de risas, música, festivales y danzas.
Este hechizo festivo se apodera de todo el pueblo y en cada rincón riojano, con matices y actividades diversas, La Chaya es reina y señora.
Los topamientos en los barrios, el Festival de la Chaya, las fiestas de harina y albahaca y los corsos carnavalescos se mezclan en cada rincón para unir a los pobladores, quienes ocultos tras la harina o pomada de zapatos, tiñen sus caras y esfuman las fronteras sociales o económicas que los divide durante el año.
El mito. Como cualquier celebración ancestral, el origen y el significado de la Chaya, no es unívoco. Algunos lo ubican en la época de los diaguitas, cuando cada año esas comunidades agradecían a la Pachamama las bondades de la tierra y la fructífera cosecha. Esta versión coincide en que en una de estas comunidades vivía una bella joven llamada Challai (Chaya), cuya belleza extrema era considerada como un homenaje vivo a la Madre Tierra.
Aquí, las versiones se dividen. Algunos señalan que Chaya se enamoró de un joven y rubio colono que pasaba por estos parajes y otros aseguran que la bella joven quedó encandilada por Pujllay, una especie de semidios.
El amor entre ellos no pudo concretarse, y la niña, con su corazón roto, huyó a las montañas y toda su comunidad salió en su búsqueda.
Al encontrarla en una quebrada, Chaya se convirtió en nube y ascendió a los cerros. Y cada año, en febrero, vuelve convertida en rocío.
En tanto, Pujllay, devastado por la pérdida, se embriagó y cayó en un fogón, donde ardió en las llamas.
Gracias a este mito, la fiesta se llama chaya y tiene como personaje principal a Pujllay, que se corporiza en un muñeco desgarbado que preside la celebración, desde su desentierro al inicio de la chaya hasta su entierro o quema, que indica el fin de la fiesta.
Durante la celebración, los barrios de La Rioja Capital se transforman en el escenario de los topamientos, una de los momentos claves de la chaya.
Los vecinos organizan este encuentro que transcurre durante dos fines de semana, y donde el vino, las empanadas, la harina, la albahaca y la música popular circulan a discreción entre todos los participantes. El topamiento es el enfrentamiento amistoso entre los hombres y las mujeres, que al llegar al centro de la calle se arrojan agua y harina como símbolo de confraternidad.
Durante toda la tarde, el barrio está sumergido en el ritmo de la música folklórica, en una fiesta que culmina al atardecer.
Cuándo. Del 18 al 23 de febrero.
Dónde. Estadio del Centro (avenida José Jesús Oyola entre Ramírez de Velazco y 8 de Diciembre), La Rioja, capital.
Programa.
Viernes 18. Chaqueño Palavecino; Sergio Galleguillo y sus amigos; Abel Pintos; Alazanes y Amboé.
Sábado 19. Los Auténticos Decadentes; Soledad; Los Manseros Santiagueños; Los 4 de Córdoba; Gualicho y Leonardo Miranda
Domingo 20. Luciano Pereyra; Vilma Palma e Vampiros; Facundo Toro; Nacho Prado y Daniel Campos y Maité.
Lunes 21. Los Nocheros; Los Tekis; Dúo Coplanacu; Canto 4; Los Diableros de Orán; Sergio Galleguillo.
Martes 22. El Original; Banda XXI y la elección de la Reina.
Miércoles 23. Sabroso.
Abono Platea. Por persona por cuatro noches, $ 120. Y abono rancho para seis, $ 125.
Fuente: La Voz Turismo