Una de las imágenes más deslumbrantes del norte argentino a 3.500 m.s.n.m., se encuentra en la provincia de Jujuy.
Lo que fuera una inmensa laguna cuyas aguas poseían numerosas sales y minerales aportados por la actividad volcánica de la cercanía, se transformó, con el paso del tiempo y los efectos de vientos y evaporación, en un salar de más de 200 km2.
Esta gran superficie blanca llega a contar con 50 cm de profundidad en algunos tramos.
Las Salinas Grandes, son uno de los mejores lugar para continuar el paseo desde la Quebrada de Humahuaca, que por su extensión ocupan el 3er lugar en el planeta.
El camino que separa los coloridos cerros de las Salinas Grandes, es uno de los atractivos, por el hermoso paisaje entre montañas y caminos sinuosos desde Purmamarca, Suques y otros encantadores pequeños poblados quebradeños. La ruta sigue hasta la famosa cuesta de Lipán, ascendiendo en forma espiralada hacia más de 4.100 metros de altura, para luego descender para llegar a las salinas.
Ya sobre las salinas, sorprende el suelo resquebrajado e inhóspito para la vida bajo un sol implacable, desde donde se puede ver a lo lejos la Sierra de Chañi a los lados.
Se puede ver a los trabajadores de la salinas con pesados abrigos y anteojos oscuros para no enceguecer. Ellos vienen de los pueblos cercanos a sacar trozos de sal en sus jornadas laborales.
Uno de los métodos de extracción es el denominado de sal lavada, que explican a orillas de los piletones, también el raspado y los llamados panes de sal que se moldean con herramientas como picos o hachas. Los hombres a fuerza de horas y conocimiento del lugar, han logrado retratar el paisaje puneño en tallados de sal que se transforman en souvenirs.
El silencio y la soledad son parte del atractivo del lugar.