«Lo mejor de Jujuy es lo que aún resta por conocer». Estudiada, la frase del guía local Joaquín Carrillo da en el blanco a la hora de resaltar todas las bellezas que la provincia norteña posee pero que aún son poco conocidas por un turismo obnubilado por la majestuosa región de la Quebrada de Humahuaca. No resulta nada azarosa la apreciación para aquel que tenga la fortuna de recorrer en el sur jujeño la región de los valles, donde la aridez se ve obligada a compartir espacio con el extremo occidental de las selváticas yungas, los cerros se encuentran coronados por un collar de magníficas lagunas y desde el corazón de la tierra emergen cálidas aguas termales.
Observar un mapa de Jujuy deja en evidencia lo accesibles que son estas maravillas naturales. Desde la capital provincial sólo hay que trasladarse 20 kilómetros para llegar a uno de los puntos clave de la región: Termas de Reyes. Para los jujeños este sitio no es una novedad, pero sí para muchos habitantes de otros lugares del país o del extranjero acostumbrados a asociar a la provincia norteña con el paisaje de la Puna o la Quebrada, especialmente luego de que la UNESCO declaró a esta última Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. Es así como puede terminar siendo toda una sorpresa conocer el hotel Termas de Reyes por primera vez, a pesar de que la historia del mismo se remonta a 1938, cuando se inauguró el Gran Hotel Casino Termas de Reyes. Allí llegó a estar alojada Eva Perón en dos oportunidades. Tras varias clausuras y aperturas, el hotel funciona ininterrumpidamente desde 1999, año en el cual pasó por primera vez a manos privadas.
Más allá de su historia, Termas de Reyes impresiona desde el momento en que se toma la Ruta 4 que conduce allí desde San Salvador. Curvas cerradas y cornisas llevan hasta el solitario paraje donde el hotel se encarama entre el cerro y el río Reyes, con su cauce gris cubierto de piedras.
Como su nombre lo indica, en Termas de Reyes se aprovechan las cálidas aguas que brotan de la tierra. Hay canales que hacen descender el fluido hasta las piletas del hotel. El beneficio para la salud se da por medio de baños termales y masajes en el spa, o a cielo abierto, con vista a los cerros en la pileta exterior. Las aguas afloran a una temperatura de 50 °C desde una profundidad de 600 o 700 metros.
En otra época, en el hotel también funcionó una embotelladora que tomaba el agua de vertiente que también surge en la zona.
Por su ubicación, Termas de Reyes es un buen punto para iniciar el recorrido por la región de los valles, que presenta como otro de sus sitios destacados el Parque Provincial Lagunas de Yala, área protegida de 4.300 hectáreas que contiene cinco espejos de agua de altura de gran belleza.
En apenas siete kilómetros se asciende allí desde 1.400 metros sobre el nivel del mar hasta los 2.100 metros. Las lagunas son de origen glaciar, pero dependen de las lluvias. Sus aguas no están contaminadas y es prueba de ello la presencia del mirlo del agua, ave que sólo se deja ver en ecosistemas sanos.
Cerca del acceso al parque, en la confluencia entre la Ruta 4 y la Ruta 9 se encuentra la zona conocida como Potrero de Yala, de características residenciales, con un clima y un ecosistema que recuerdan el área de San Lorenzo en Salta.
En tiempos del Camino Real, que comunicaba el Virreinato del Río de la Plata y el Alto Perú, la zona fue justamente un potrero para el engorde de unas 65 mil mulas que circulaban por allí cada año provenientes de Córdoba. Hoy es un sitio apropiado para alojarse, ya que abundan las hosterías e, incluso, la atractiva posibilidad de pescar, o comer, truchas en el criadero Los Nogales.
Fuente: Diario Ambito