En Córdoba se bebe el 30% del fernet producido en Argentina. Se mezcla con gaseosa cola, para aminorar los efectos de sus 45º de graduación alcohólica. Sin él la vida cordobesa sería impensable.
Córdoba se destaca por un sinnúmero de cualidades. Rasgos tallados con esmero, que le otorgan a la provincia ese carácter tan particular y distintivo. Entre ellos, aparece el fraternal vínculo que une a sus pobladores con el fernet. En el distrito mediterráneo, la bebida oscura es elemento de devoción. Una ofrenda que los dioses, hartos de resacas y quejas de sus mujeres, decidieron entregar al hombre. Menuda idea la de los todopoderosos, que con su regalo divino provocaron en el corazón del país más peleas matrimoniales que diez mundiales de fútbol seguidos.
Para los cordobeses es el “Fernando”, néctar siempre acompañado de coca, hielo y sus respectivos 45º grados de alcohol. Por extensión lo llaman “Fernando Bladys” (nombre de un conocido cantante de cuarteto) y hasta “Fernando Bravo”. El lenguaje de barrio, con sus argumentos, no reconoce denominaciones como “Fernando II de Aragón, el Católico” (nombre demasiado largo para recordar cuando la sed aprieta). Por lo general lo toman de noche, en una fiesta o reunión entre amigos. De día, sólo los fines de semana y al aire libre, en compañía del asado o tras el picado.
A la hora de pedirlo en el bar, la mayoría ordena un “70/30”, en alusión a la proporción de gaseosa deseada. Los que tienen que manejar se conforman con un 80/20, y los que dejaron el auto en el taller gozan del 60/40. En los pueblos del interior, donde el sol pega sin clemencia y las iguanas andan en ojotas, hasta se suele escuchar el fatídico “Mozo, un fifty fifty (50 y 50)”. Obstinados, los chacareros buscan matar la calor a cualquier precio.
Semejante fanatismo no sólo se refleja en el semblante de la calle, sino también en los números: con una población que apenas supera los tres millones de habitantes, Córdoba se bebe el 30% del fernet producido en Argentina. El promedio anual oscila el litro per cápita, dato que convierte a la región en el mayor consumidor mundial del brebaje.
Sin embargo, los anales no registran una explicación del fenómeno. Se sabe que lo trajeron los inmigrantes italianos, a finales del siglo XIX y principios del XX. En ese entonces, la bebida elaborada a base de 40 tipos de hierbas diferentes (como la manzanilla y el azafrán) era tomada pura y en trago corto, tras las comidas. ¿Pero por qué provocó tal suceso en el centro del país? Pocos son los interesados en investigar la tendencia. La preocupación actual radica más bien en los altos valores que el precio del vaso ha alcanzado en los bares de la capital: entre 12 y 15 pesos.
Por caso, en el mítico Bon que Bon se consigue a 13. Ubicado en la esquina de las avenidas Olmos y Maipú, es considerado un santuario de la cultura cordobesa. Y por ende, del fernet. En sus sillas aterrizan amigos anónimos en busca de un momento de distracción, estrellas del cuarteto y personajes populares salidos de los cuentos del Negro Alvarez y Cacho Buenaventura. Las risas y el ambiente afable están regados con tonada. Y encantos del elixir oscuro, claro. Como para no perder la costumbre.
Con ese vicio que tenemos los cordobeses de bautizar todo (y a todos), al fernet con coca también le dimos un nombre: Fernando.
Y, como corresponde, Fernando como contenido, tiene un continente: el “vasonoonón”.
Tómese una botella vacía de plástico, preferentemente de Coca Cola. A una cuarta del pico o donde la botella tiene su ancho máximo, aplíquese un corte completo alrededor hasta separar ambos segmentos.
Como el borde del envase resultante queda peligrosamente afilado, tómese un encendedor y recórrase todo el borde con la llama. Al ser plástico, logrará que ese filoso borde se “arrugue” hacia adentro, quitándole el filo para no tener que dar explicaciones luego por una herida cortante en los labios.
Ya cuenta con un auténtico vasonoonón para el Fernando, de uso colectivo. Ahora podrá elaborar un auténtico 70/30 o 60/40 de mayor duración, dependiendo de la sed de los usuarios.
No se recomienda un fifty/fifty para este recipiente, por las consecuencias.
Fuente: Diario Perfíl