Santa Rosa de Calamuchita tiene historia, sierras y artesanías, toda una postal de las sierras cordobesas que florece en primavera. Un paseo para conocer su patrimonio artístico, la vida rural y los productos de la tierra, que también ofrece paseos con una buena dosis de aventura.
Con la primavera a punto de llegar, en Santa Rosa de Calamuchita renacen el colorido y el aroma de una naturaleza que invita a caminar en total libertad, sumarse a excursiones o practicar kayak en el río Tercero y los embalses de la región. Actividades no faltan: también es posible bucear o lanzarse en parapente, rappel, escalada y tirolesa en los alrededores de esta ciudad que tiene a sus espaldas 425 años de historia.
Santa Rosa de Calamuchita se levanta a casi cien kilómetros de Córdoba capital, al pie de las Sierras Chicas y las Sierras Grandes. El circuito turístico de la región oscila entre paseos por la naturaleza y recorridos por espacios históricos, como el Museo de Historia y Arqueología Estanislao Bañosa, donde se atesoran restos fósiles y el legado de los antiguos habitantes; y el Museo de Arte Religioso de la Capilla Vieja, construido por los jesuitas hace más de dos siglos y puntapié para el desarrollo urbano de la zona. Allí se conservan un crucifijo tallado por los aborígenes en quebracho blanco del Paraguay, una imagen de vestir de Santa Rosa de Lima que tiene unos 250 años y el niño Jesús que se utiliza para encabezar las procesiones.
Santa Rosa con historia
El nombre de la localidad se desprende de dos corrientes de pobladores de la zona. Por un lado surgió de la primera capilla fundada por los dominicos en el siglo XVIII, en homenaje a Santa Rosa de Lima. Por otro, Calamuchita deriva del vocablo indígena Ctalamochita o Talamochita, que significan “tala” y “molle”, más un sufijo que expresa abundancia. Por tanto, Calamuchita indica “abundancia de talas y molles”.
Como en tantas otras ciudades del interior, no hay un documento que testifique la fundación de Santa Rosa, aunque al parecer la zona comenzó a poblarse en 1575, con la presencia jesuítica. Siglos después, no solo es el principal centro operativo sino también el punto de partida hacia itinerarios turísticos como el que propone trepar el Champaquí, el cerro más alto de Córdoba, con 2980 metros de altura.
Este auténtico pulmón natural invita a meterse de lleno entre las sierras, bosques, senderos y ríos a través de actividades deportivas. En este marco, las nueve postas del Circuito de la Salud dan una perspectiva del entorno: el trayecto nace en el Puente de Hierro y termina en el Vado de Villa Río Santa Rosa, con postas de madera para indicar los ejercicios físicos que se pueden poner en práctica.
Para mimetizarse aún más con el paisaje, la propuesta se abre en un trekking hasta el cerro Vía Crucis. Los 45 minutos de caminata hasta la cima permiten llegar hasta una vista panorámica sobre los alrededores. Otra opción es la Caminata de la Cascada, un paseo por el cordón de las Sierras Chicas a través de senderos que desembocan en una cascada de seis metros de caída.
Una de las particularidades es el circuito que lleva al Mirador, un punto panorámico en el barrio del mismo nombre con vista al río Santa Rosa. También en las Sierras Chicas está la confitería El Aguila, desde donde se disfruta una magnífica vista de las sierras.
Estas tierras cordobesas estuvieron habitadas originalmente por comechingones y sanavirones, que además de ser eximios agricultores dejaron huella propia con sus artesanías, en especial las de telar, en vestimentas con guardas lineales y algunos dibujos geométricos. Aquellos primeros productos tienen su correlato actual en los que elaboran los artesanos y emprendedores de Santa Rosa, para exhibir y vender a diario en el céntrico Paseo de los Artesanos. Tejidos artesanales, tallados en madera, velas, pintura sobre tela y madera y alimentos caseros son toda una marca registrada de la zona.
Otro sitio de impronta artística es la Galería Quiroga, donde exponen sus obras artistas de distintos rincones de Córdoba, sobre todo en materias primas como piedra, cuero y madera. Entretanto, en la ciudad y desde la costanera, a pocas cuadras del centro, están los encargados de coordinar los paseos a caballo que desembocan en algunas de las estancias más tradicionales de la zona. Pero hay más opciones, sobre todo excursiones en mountain-bike por los arroyos y bosques, o paseos en 4x4 por senderos especialmente diseñados para esa actividad.
Fuente: Página 12 Turismo