La Estancia de Santa Catalina, fundada en 1622, es la más grande de todas. Su iglesia es uno de los mejores ejemplos del llamado "barroco colonial" en Argentina, con marcada influencia de la arquitectura barroca centroeuropea. La Estancia fue el gran centro de producción agropecuaria (con miles de cabezas de ganado vacuno, ovino y mular), amén del obraje con sus telares, aparejos, la herrería, la carpintería, el batán, los dos molinos, el gran tajamar y su alimentación subterránea de agua que venía desde Ongamira, en las sierras a varios kilómetros de distancia. Tras la expulsión de la Compañía, fue adquirida por don Francisco Antonio Díaz en subasta promovida por la Junta de Temporalidades, permaneciendo en propiedad de la familia hasta nuestros días, en que continúa siendo utilizada como residencia de descanso y vacaciones. Fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941.
La Estancia comprende la iglesia monumental, la residencia con sus tres patios y locales anexos, las ruinas del noviciado, la ranchería (habitaciones para esclavos), el tajamar, restos de acequias y molinos. Conservada casi en su totalidad es la más amplia de todas las Estancias, estructurada alrededor de tres patios.
Esta Estancia se halla en un paraje rural a unos 20 kilómetros al noroeste de la ciudad de Jesús María, a 70 km de la ciudad de Córdoba por ruta nacional 9 hasta Jesús María y luego por camino provincial secundario (ruta E-66)
Fuente: Agencia Córdoba Turismo – Gob de Cba.
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