La estancia Los Viejos Ombúes combina las más clásicas actividades de campo con buena mesa.
Una larga pasarela de árboles conduce al corazón de la estancia Los Viejos Ombúes, en Capilla del Señor. Entre las ramas que trepan hasta el cielo se filtra el sol del invierno, fusionando, en un efecto hipnótico, el verde del campo, el celeste del cielo y el ocre de las hojas, apenas mecidas por el viento.
El camino se vuelve encantado y dan ganas de quedarse allí a contemplar, pero bien vale la pena llegar a la finca. La propuesta es amplia e incluye la posibilidad de almorzar, pasar un día de campo o quedarse un fin de semana en contacto con la naturaleza, practicando actividades al aire libre.
La estrella del lugar, sin dudas, es el enorme restaurante de campo, con su horno a leña, donde se sirven las delicias que elabora la cocinera Bety. Quien saboree sus ravioles de verdura con salsa fileto entenderá la magia de convertir algo tan sencillo en un verdadero manjar. Aunque es larga la lista de delicias gastronómicas, para el postre lo mejor es pedir la especialidad de la casa: manzanas al borgoña con helado de crema.
Luego de almorzar, desayunar o merendar en el restaurante -o, si se trata de un día soleado, en una de las mesas dispersas en el jardín-, lo ideal es realizar un paseo. Para disfrutar del canto de los pájaros hay que olvidarse del tiempo, entre ceibos, paraísos, alcanfores, nogales y araucarias. Es tan placentero como dormir la siesta al sol, sobre las reposeras que rodean la pileta, o sentarse a contemplar los caballos del haras, ubicado al lado del comedor.
Para atenuar el estrés, nada mejor que hospedarse en los departamentos, que se destacan por la amplitud del living, con un enorme hogar a leña, el confort de la habitación y el baño con jacuzzi. De yapa, el ventanal de la sala principal está orientado hacia una galería con vista al haras, donde de noche dos reposeras de madera maciza invitan a recostarse, envuelto en una frazada, a contemplar el cielo y disfrutar del silencio. Otras opciones de alojamiento son las habitaciones estándar y La Torre, un confortable dúplex que también ofrece una vista inigualable.
A la hora de buscar un poco de acción, sobre todo pensando en despertar el apetito para seguir probando los manjares de Bety, quienes escogen pasar un día de campo y los huéspedes pueden cabalgar, andar en bicicleta y jugar al vóley, fútbol y tenis. Al atardecer, un partido de ping pong, ajedrez o cartas son buenas opciones para considerar.
Un dato sorprende: en Los Viejos Ombúes, el visitante siente todo el tiempo que se encuentra en medio del campo, a kilómetros de algún poblado. Error: con sólo tomar el largo camino arbolado, cruzar la tranquera y recorrer siete cuadras, se llega al centro de Capilla del Señor, un pueblo lleno de encanto e historia.
Fuente: Clarin Turismo
http://www.clarin.com/suplementos/viajes/2009/10/04/v-02011665.htm