San Fernando del Valle de Catamarca, es una moderna ciudad construida sobre fabulosos sitios arqueológicos. No es de extrañar que, así como sucede en Perú o México, nuevas excavaciones permitan ver antiguos vestigios indígenas. En la zona del Tiro Federal se hallaron restos de la cultura Aguada -como lo demuestra el tipo de trabajo de la cerámica, pintada en negro sobre rojo y con motivos felinos-una de las más representativas de la provincia.
No hace mucho tiempo, en la localidad de El Rodeo, mientras se excavaba para construir un ducto, se descubrieron enterratorios que, se estima, también son de la Aguada. Se trata de restos de una persona junto a elementos de bronce como ofrendas, que denotan su pertenencia a un alto linaje. A su lado, había otros tres enterratorios menores.
Pero cerca de la capital catamarqueña hay sitios arqueológicos abiertos al turismo y que pueden visitarse todo el año. Uno de ellos es el Pueblo Perdido de la Quebrada, a 4 km de la ciudad. Se accede por la Ruta 4 y está integrado por cuarenta recintos de barro y piedra, pertenecientes a la Aguada. Allí pueden verse habitaciones, talleres y corrales, que estuvieron habitados en los siglos IV y V. Los gigantes cardones que se cierran en cerco alrededor de las ruinas, parecen celosos vigías en el desolado paisaje pedregoso.
También en las cercanías del dique El Jumeal se hallaron vestigios de esta cultura y en Portezuelo pueden visitarse enterratorios, con elementos típicos de su período tardío (950 al 1.480 D.C) En el Valle Central, se destacan los sitios arqueológicos La Tunita y La Candelaria, por la cantidad, calidad de conservación y gran tamaño de las pinturas rupestres. Para llegar hay que trepar la Cuesta del Portezuelo hasta el pueblo Anquincila, donde hay que transitar 16 km por un camino de tierra.
Luego, se debe seguir a pie por una senda que lleva a un monte espeso. El camino desciende hasta una formación rocosa que esconde un imponente alero: La Candelaria. A 18 km, se encuentra La Tunita. Tras veinte minutos de marcha entre un bosque de cebiles se abre otro paisaje sorprendente sólo habitado por enormes rocas en las que la erosión formó galerías, cuevas y aleros. Techos y paredes están completamente cubiertos por imágenes únicas, algunas hasta de un metro, que destacan a este complejo en el ámbito del arte rupestre americano.
Distintos senderos de la provincia permiten apreciar cómo los productos de la tierra se transforman en instrumentos musicales, exquisiteces gastronómicas u objetos únicos, como las curiosas artesanías en chala que se encuentran en San José, al pie de la Sierra de Graciana, una zona de chacras de cultivo entre bellos cordones montañosos. La villa de veraneo La Merced lleva hacia la ruta del tabaco.
Sus extensas plantaciones tienen tanta fama como los dulces, las frutas disecadas y sus típicas nueces confitadas. Un afamado aguardiente es la marca registrada de Mutquín, uno de los oasis de riego que se suceden a lo largo del camino de las faldas de Ambato, donde los viñedos y nogales aportan color a la aridez del paisaje. En Rincón, ubicado al pie del cerro El Manchao, vale la pena visitar la cooperativa de productores nogaleros y deleitarse con la variedad de propuestas.
La Estancia Michango, ubicada entre los pueblos de Mutquín y Rincón, es un buen punto de partida para recorrer una imaginaria ruta gastronómica, que van trazando los lugareños con sus recomendaciones. El boca en boca lleva a los mejores restaurantes para saborear humitas, tamales, carbonada o las típicas empanadas catamarqueñas (con papa, pasas de uva, aceitunas y ajo).
Si se está dispuesto a incorporar sabores nuevos, hay que probar chanfaina -guiso hecho con menudos y sangre de cordero y pasas de uva- y ambrosía, un postre a base de almíbar, huevos y leche. Además de los exquisitos vinos pateros, sólo en Catamarca puede beberse aloja, preparada con algarroba o membrillo, fermentadas con agua y azúcar. Es un aperitivo ideal al caer la tarde, la hora en que varias guitarras se reúnen de improviso para entonar zambas y vidalas.
Fuente: Los Andes Turismo
http://www.losandes.com.ar/notas/2009/11/29/turismo-459191.asp