La costa sur de la provincia bonaerense atesora una serie de playas casi vírgenes y poco exploradas que esperan la visita de quienes buscan nuevas arenas para escaparle a la vorágine de clásicos destinos veraniegos. Desde Las Gaviotas y Mar Azul; pasando por Mar Chiquita, Playa Dorada; Arenas Verdes, Claromecó; Monte Hermoso; hasta la mística araucana de Pehuen-Có y la serena Bahía San Blas, ofrecen al visitante diversas opciones, junto al sosiego y la tranquilidad.
Seguramente Carlos Idaho Gesell nunca pensó que la villa que lleva su nombre se convertiría en uno de los destinos más emblemáticos del verano argentino, al que se accede por la interbalnearia ruta 11, luego de 423 kilómetros de viaje desde Buenos Aires. El vertiginoso crecimiento de los últimos años derivó en la urbanización que se expande hacia el sur de la ciudad, con los pueblos satélites de Mar de las Pampas, Las Gaviotas y Mar Azul. Estas comarcas marítimas son ideales para quienes buscan escapar del bullicio juvenil de Villa Gesell y disfrutar de la inmensa tranquilidad que se respira por todos los rincones. Sus bosques de coníferas le añaden un encanto particular a estas amplias playas que se suman a la propuesta de esta ciudad balnearia.
En las cercanías hay algunas alternativas de entretenimiento para mechar con los días de sol, arena y mar. A 11 kilómetros al sur de Mar Azul, la excursión al Faro Querandí en vehículos 4x4 es un paseo que no decae y se suma a las cabalgatas por las dunas, a los campos de golf. Son recomendables las casas de té para saborear alguna delicia con impronta alemana, herencia del origen de su fundador. También, la variada gama de actividades culturales y espectáculos que se desarrollan durante toda la temporada, hacen de este polo turístico una excelente opción para maridar descanso y diversión.
Fuente: La Capital Turismo