Reta es un balneario con toda la tranquilidad de un pueblo, con playas anchas, aguas cálidas, médanos por doquier, tranquilidad deseada y mucha pesca en el río Quequén Salado.
Se llega a Reta por un camino de ripio, donde todo parece indicar que el tiempo se detuvo en décadas pasadas, donde las calles son de arena y respetan los antiguos médanos del lugar, las casas siguen siendo bajas y la vegetación sobresale por todos lados.
El centro del pueblo tiene unos pocos restaurantes y hoteles.
Reta se encuentra en el partido de Tres Arroyos, con 30 kilómetros de playas.
La costa se encuentra en estado virgen, original y reparada de los vientos gracias a una bahía, limitada al este por el caracolero (un cementerio de caracoles) y al oeste por la desembocadura del río Quequén Salado.
El balneario tiene las aguas más cálidas que el resto del mar argentino, por recibir la influencia de una corriente cálida del Brasil que toca la costa de Reta.
En esta pequeña villa turística abundan los arboles y predominan los eucaliptos, que le brindan al lugar un aroma particular.
Reta lleva su nombre en homenaje a quien fuera uno de sus visionarios: Martín Reta, hijo de inmigrantes españoles que en la década del 20 soñaba con convertir este lugar en un importante centro turístico.
La historia dice que en enero del año 1927 se conformó una sociedad integrada por el propio Martín Reta y Claudio Rodríguez Otero con el fin de promover la construcción del balneario. Recién en el año 1929 se terminó de construir el Hotel Playa, un establecimiento de categoría que contaba con dos plantas, casi cuarenta habitaciones, vista al mar y algo inusual para la zona y la época: tenía un teléfono.
Otra de las atracciones que los turistas recorren todos los días en su “trabajo” diario de ubicarse frente al mar es el túnel que corre por debajo de los médanos frente a la costa y que permite un fácil y rápido acceso a las playas.
La ciudad cuenta con una larga cadena de médanos, algunos de hasta 200 metros de altura. Para los menos atletas, es posible llegar al mar por el túnel que llega directamente a la orilla, sin quemarse los pies en las alturas de las dunas.
Frente al túnel se encuentra el famoso barco hundido de la zona, a cuyos restos se puede acceder, cuando el mar está bajo, por la calle 40.
El culto a la pesca se encuentra en cada rincón del pueblo, donde se puede comprar carnada, cañas y demás elementos necesarios para probar suerte en el Atlántico.
Al oeste del balneario corre el río Quequén Salado, conocido con el nombre de Mupunleufú, apto para la práctica de pesca deportiva de pejerreyes, lenguados y corvinas. Desde la costa misma también se puede probar suerte. Recomiendan la zona del Barco Hundido, donde hay mejor pique.
El Salado ofrece otras actividades y excursiones, donde los aventureros pueden realizar trekking, tirolesa, caminatas con o sin guía y campamentos.
La Cueva del Tigre es otro lugar que hay que conocer. Tiene una cascada que protege un sistema de cuevas en la que, a mediados del siglo XIX, se escondía un famoso ladrón de la zona apodado “El Tigre del Quequén”; de allí el nombre del paraje.
Caminando por la costa, se puede llegar al Molino de la Rosa, construido a fines del siglo XIX. Fue uno de los primeros equipamientos de la zona para la actividad del campo.
Siguiendo río arriba se encuentra la cascada Cifuentes. Se trata de dos saltos de agua de entre cinco y siete metros. Una de ellas oculta una cueva, a la cual se accede cruzando la cortina de agua. Es un excelente lugar para desenchufarse del mundo, ya que sólo se escucha el ruido del agua cristalina, acompañado por el “canto” de patos, cisnes y gallaretas.
Desde Buenos Aires la distancia es de 610 kms. Hay que tomar la Autopista Riccheri hacia Ezeiza y desviarse para seguir por la Ruta 205 hasta San Miguel del Monte, donde se empalma con la Ruta 3 hasta la altura del kilómetro 563. Seguir por el desvío hacia Copetonas y desde allí son 28 kilómetros de ripio hasta Reta.
Desde Retiro hasta Tres Arroyos y desde allí hay combis y remises que ofrecen el transporte a Reta.