La pulpería, o casa de negocio del antiguo campo, vendía todas aquellas cosas que los pobladores necesitaban: telas, comestibles, remedios, ropas, artículos de talabartería, yerba, etc. Allí se reunían a beber y a conversar los gauchos de los alrededores y los forasteros que iban de viaje.
El pulpero los atendía desde atrás de una reja de hierro o madera, reja que le servía de protección contra los borrachos pendencieros y los asaltantes, de temer en esas soledades. En las pulperías había siempre una o dos guitarras para que lucieran sus habilidades los cantores; a veces se originaban amenas payadas
Allí se daban y se recibían toda clase de noticias, se jugaba a los naipes, bochas, dados y taba; se realizaban riñas de gallos y se concertaban y corrían carreras de caballos. En estos negocios, a veces, también se vendía carne para el consumo de los pobladores, los que, a su vez, vendían al pulpero cueros de vacunos, de gamas, tigres y zorros, así como la pluma de los avestruces que el gaucho cazaba con la ayuda de las famosas boleadoras.
Eran frecuentes las discusiones y las riñas; entonces los afilados facones salían a relucir, se improvisaba un duelo criollo y la "fiesta" terminaba.
Algunos atribuyen el origen del nombre al originario "pulquería" o lugar donde se toma pulque, que es una bebida parecida al aguardiente.
Las Pulperías tienen su origen en las primeras épocas de la colonia. En marzo de 1600 el cabildo porteño impuso a un pulpero una multa de 8 pesos por haberle vendido vino a indios y negros.
León Bouché en su obra "La Pulpería, mojón civilizador" sintetiza: "frente a su estaño confraternizó la gente. Fue el primer techo cobijador que encontró el hombre en su difícil soledad pampeana. Allí también sació su ardiente sed. Allí los hombres se sintieron hermanados cada vez que la libertad del país peligraba. Sarmiento las llamó 'Club de gauchos' y debió agregar 'Escuela de machos'". La primeras referencias que quedaron escritas son de cronistas y viajeros del S. XVII.
Todavía perduran pulperías en los pueblos de la pampa y algunas famosas han sido remozadas para el turismo, convertidas en verdaderos museos de época colonial. Además allí pueden comprarse alimentos caseros como quesos, fiambres, panes, dilces y embutidos de la mejor calidad. Algunas de ellas son:
La Blanqueada: ubicada en las afueras de San Antonio de Areco, parte de esta pulpería se ha convertido hoy en museo, y fue allí donde el famoso Don Segundo Sombra se batió a duelo.
Los Ombúes: Ubicada a 18 Km. de Exaltación de la Cruz, esta pulpería tiene dos siglos de historia. Aquí se vivieron ejecuciones, carreras de sortija, peleas de gallos, y tantas otras andanzas que hoy parecen casi inimaginables. En la actualidad, Elsa es la que se encarga de atender esta pulpería, y por supuesto, detrás de las rejas.
La Colorada: Este lugar puede divisarse de lejos, y ya se imaginará el color de sus paredes. Erigida en 1893, fue por los caminos circundantes que pasaron los presidentes Bartolomé Mitre y Domingo Sarmiento.
El Recreo: esta pulpería hoy en día funciona como museo. Aquí podrá ver las estanterías originales, los objetos de época y absorber toda la historia que este lugar tiene. Esta pulpería fue uno de los primeros almacenes de ramos generales que tuve teléfono en el área, y con ello, fue mucha la gente que pasó por allí y muchos los servicios que se prestaron.
El Torito: Este lugar fue inaugurado en 1880, y varios años después se abrió el Club Atlético el Torito. Fue aquí donde, además de que hayan pasado personajes históricos de la historia argentina, se vivieron todo tipo de sucesos, bailes, juegos, demás.
Esquina de Argúas: Ubicada en Coronel Vidal, aquellos que se dirigían a Mar del Plata hacían parada aquí. Fundada en 1817, este lugar lo hará viajar al pasado, con su piso de tierra y sus rejas de hierro de épocas pasadasŠsegún la leyenda, hasta el mismo José Hernández visito este lugar.
Almacén La Media Luna: Ubicado en el partido de Navarro, este lugar es especial para tomar un trago fuerte, una buena picada y si tiene suerte, la especialidad de una de sus encargadas, dueñas del lugar: el keppe.
Pulpería de Cacho: Ubicada en Mercedes, esta Pulpería conserva la fachada de 1830. Aquí, su pulpero Roberto "Cacho" Di Catarina le servirá y le sabrá contar a cerca del lugar y su historia, ya que el mismo, al igual que su madre y abuelos nacieron allí.