Necochea, uno de los balnearios más tradicionales de la costa atlántica tiene opciones para todos: bosque, río, playa y hasta buceo nocturno.
Surf, rafting, buceo, cabalgatas, varias excursiones dignas de ser realizadas y mucha vida nocturna son algunos de los atractivos de Necochea, uno de los destinos más importantes de la costa atlántica fuera de los destinos tradicionales, con 64 kilómetros de playas en las que más de una docena de balnearios ofrecen a los visitantes alquiler de carpas, sombrillas y reposeras, además de excelentes restaurantes.
La ciudad, fundada en 1870 al margen del río Quequén, ofrece entretenimiento para quienes busquen disfrutar en familia como para aventureros que quieran sumar adrenalina al verano.
Para los primeros, el parque Miguel Lillo, de 640 hectáreas de reserva con más de un millón de especies arbóreas, es una excelente opción, con un trencito para chicos y un anfiteatro al aire en el que se montan espectáculos de verano. Además tiene áreas para hacer deportes, fogones y un camping. Hay cabalgatas guiadas por $ 50.
Los veraneantes “tranqui” no pueden saltearse un paseo por Las Grutas, diez kilómetros al sudoeste. Su nombre surge de las formaciones rocosas, ahuecadas por la erosión del mar a lo largo de miles de años, que se alzan sobre la costa. Allí funcionan varios campings, y es una alternativa para pasar un tiempo entre amigos y al aire libre.
Si lo que se busca es aventura, se puede practicar rafting por los rápidos y cascadas del río Quequén, cuyo nombre significa “barrancas altas” en voz araucana. Una combinación entre emociones fuertes y atractivos naturales.
El buceo es también un importante atractivo, ya que Necochea cuenta con el parque subacuático Kabril, un lugar vedado para la pesca deportiva con caña. Cuenta con un centro de entrenamiento (piscina cubierta climatizada de seis metros de profundidad) y se ofrecen filmaciones subacuáticas. Los más osados podrán bajar de noche.
Para los fanáticos del agua, Necochea ofrece además paseos en lancha por el río o mar, salidas a pescar por el Quequén –que incluye almuerzo y cena–, o un paseo de dos horas, en 4x4, por el Médano Blanco, de casi cien metros de altura. La visita a su faro, un símbolo del pueblo de Quequén, es ineludible estando en la ciudad. Inaugurado en 1921, desde sus más de 32 metros de altura se puede obtener una inmejorable panorámica de toda la zona.
¿Y de noche? La ciudad costera es un destino bien pensado para los más jóvenes: pubs y discotecas se suman a los paradores que se mantienen abiertos, ofreciendo diversión a toda hora.
Los mayores pueden animarse con unas fichas en el Complejo Casino, donde además de juegos de azar hay una galería comercial, cine, sauna, pileta y confiterías. El área de videojuegos es ideal para entretener, mientras tanto, a los más chicos de la familia.
Fuente: Diario Perfil