Trekking y cabalgatas por el Vivero Dunícola, vuelos de bautismo, buceo y pesca embarcada son algunas propuestas de este balneario.
Los atributos de Miramar se resumen en la tranquilidad y el relax sin demasiados sobresaltos. Sin embargo, esta ciudad de la costa bonaerense también invita a disfrutar de la aventura. En el balneario Daytona Beach -a la entrada de la ciudad por la costa-, Lisandro Martínez espera el verano con optimismo: "Este año aumentó y mejoró la calidad de los servicios que ofrece Miramar. Y, como siempre, es un destino donde la tranquilidad y el ambiente familiar son sellos inconfundibles".
El cuerpo va entrando en ritmo con un trekking a paso firme por el Vivero Dunícola, un magnífico bosque de 500 ha, al sur de la ciudad. Guía durante casi dos horas El Chapu, un entrañable personaje miramarense, que fue triatleta y campeón de mountain bike, y conoce como nadie los recovecos del bosque. Organiza bicicleteadas, caminatas diurnas con desayuno en el bosque, y nocturnas, con antorchas y mateada frente al mar. La magia del lugar se verá renovada cuando emprendamos una travesía en cuatriciclo.
El monte energético que atrae a crédulos e incrédulos, el contraste de las dunas con el mar, la cascada de ese arrollo en el que juegan los patos y la quietud de los bosques más cerrados, donde no penetra la luz: el Vivero Dunícola parece tener mil caras, una mejor que la otra.
A 5 kilómetros del centro, sobre la ruta 77, el Aeroclub Miramar tiene una pista de 1.850 metros de largo. Luego de un primer contacto en tierra con un avión Cessna 182 de 4 plazas, no resta más que volar. Tras el despegue, los campos que pisábamos son ahora cuadrados irregulares en distintos tonos de verde.
Sobrevolamos la laguna La Ballenera y Mar del Sur, a 17 kilómetros de Miramar: el cielo está tan diáfano que se alcanzan a ver Mar del Plata y las sierras de Balcarce. La adrenalina aumenta cuando José Galante invita a pilotear. La aeronave pivotea sobre un ala para hacer un giro de 360 grados, asciende y baja la trompa según las indicaciones de José. Y, justo cuando uno empieza a lamentar que la experiencia aérea está llegando a su fin, se percibe que esto recién empieza.
El Aeroclub también ofrece vuelos en planeador, esos pájaros sin motor que vuelan gracias a las corrientes de aire. Miramar es una zona ideal para el vuelo a vela, por las grandes térmicas que se forman en los campos de alrededor y por la brisa marina. Un avión nos remolca y, cuando estamos listos, el planeador se suelta y hace lo suyo. La sensación es única y casi natural, sin ruidos más allá del viento, lo más parecido a la libertad. Conviene elegir dos jornadas para vivir más intensamente la experiencia del avión y del planeador.
El ritmo de la ciudad es retomado con una caminata costera. En Aventura 4 Elementos, las propuestas son escalada, rappel, buceo y snörkel. Chicos y grandes, con o sin experiencia, pueden trepar la pared de roca de 10 metros o bucear entre peces de colores en un estanque de 4 m de profundidad (hay otro de menos de un metro para chicos de hasta 8 años), ambientado como el fondo del mar. Es ideal para los que nunca bucearon, porque genera más confianza que el mar.
Y si el cuerpo acompaña, resulta imperdonable no emprender una cabalgata por el bosque y la playa junto a Don Holguín, otro personaje clásico.
El bosque, otra vez inmenso, sigue mostrando sus secretos, mientras el anciano de más de 70 años rememora su época de domador.
Los restaurantes permiten reponer fuerzas después de tanto ejercicio: sin excepción, las porciones son enormes. Una cerveza artesanal en el pub Kilmurry Irish o una delicia del chef Hugo Sosa terminarán por convencer que Miramar es mucho más que lo conocido. Porque la lista de actividades de aventura también incluye surf y pesca embarcada.
También es posible encontrar placeres en el hotel y spa con cabañas Puerta del Bosque, puro confort a un paso del mar. Los ventanales exhiben el parque, un jardín lleno de flores y el pinar del Vivero Dunícola, ese inigualable pulmón verde que regala salud e invita a regresar pronto.
Fuente: Clarín Turismo
http://www.clarin.com/suplementos/viajes/2009/12/20/v-02104342.htm