Es una de las salas teatrales más importantes del país, reconocida internacionalmente por su calidad acústica y su belleza arquitectónica. Casi centenario, ha sido mantenido con los cuidados necesarios para no alterar sus características.
En este ámbito se realizan espectáculos teatrales y musicales y recientemente ha sido equipado con un sistema de proyección y sonido de la más alta calidad para exhibir películas cinematográficas en forma simultanea con salas de la Ciudad de Buenos Aires.
Florencio Constantino nació en Ortuella, España el 9 de Abril de 1868.
Un noviazgo no aceptado por su familia hace que se traslade en 1889 a la Argentina.
Aquí se casa y se dirige a Bragado donde se dedica al trabajo de campo y participa de la vida política.
Un periodista, conociendo sus habilidades artísticas, le propone cantar en el Salón del Club Español de Capital Federal. Aquí comienza su carrera y en 1903 es aclamado por críticos y públicos de distintos lugares: Florencia, Berlín, Madrid, Varsovia, etc. Se convierte en pionero en la interpretación de composiciones musicales autóctonas (milonga triste y vidalita) en el exterior.
Florencio Constantino ya consagrado mundialmente decide homenajear a su país adoptivo y a Bragado con la construcción, en esta Ciudad, de un teatro de ópera con capacidad para 2000 personas.
Su inauguración fue el 25 de Noviembre de 1912, representándose la ópera "La Boheme". Continuaron las presentaciones de zarzuelas, realizándose las primeras funciones cinematográficas en 1915.
El teatro ha cumplido siempre con los fines ideados por su creador. Pasaron por su escenario las más importantes compañías teatrales, dramáticas y de comedias, solistas, conjuntos musicales y coros del país destacándose, entre otros, la figura del popular Carlos Gardel, sin descuidar las exhibiciones cinematográficas y distinto tipo de expresiones culturales del lugar.
Hasta 1979, la propiedad estuvo en manos de empresarios privados, año en que a raíz de una fisura que afectó parte del ala derecha del edificio, se produjo un pequeño derrumbe que motivó la decisión de la demolición de su fachada, quedando intacta la sala. Se constituyó entonces una comisión integrada por vecinos de Bragado quienes intentaron salvar el teatro mediante la intervención de la Municipalidad, que interpretando la preocupación comunitaria se hizo cargo de la adquisición del bien.
Los esfuerzos tendientes a revalorizar la figura de Constantino y su obra dan hoy marco a la lenta y perseverante tarea de construir en su entorno, abrazando la sala, un complejo cultural que llevará su nombre.
Florencio Constantino murió el 16 de noviembre de 1919, con la certeza de que había cumplido aquel sueño de desenterrar el tesoro que llevaba en su garganta.
Sus restos descansaron en el Panteón Vasco del cementerio de la ciudad de México DF y fueron repatriados a la Argentina, dónde esperan su último destino en Bragado, el pueblo de sus amores.
Vista del Teatro Constantino el día de su inauguración (25 de noviembre de 1912)