Tranquilas caminatas, ciclismo, pesca en los espejos de agua y parapente en las sierras son algunos atractivos de Balcarce, la ciudad que vio nacer a Juan Manuel Fangio. La visita a su museo y al autódromo son otros motivos para conocer un destino turístico sin grandes pergaminos, pero siempre vigente.
Un primer aroma a pueblo, como sucede también en Chascomús, en Tres Arroyos o en Chivilcoy, invade la mañana de Balcarce. Todo es calma, hasta que una infrecuente irrupción de cientos y cientos de personas, carros, camiones, autos de carrera enteros y autos de carrera en partes, motos, trailers y una caravana de vehículos particulares dan la pauta de lo que vendrá: el gran circo del TC se da cita en la ciudad. Este es quizás uno de los mayores alborotos que vive un pueblo esencialmente pacífico, cuya edificación céntrica remite a los antiguos cánones de la arquitectura bonaerense, con amplias calles y frondosos bulevares llenos de estatuas y donde la municipalidad, la comisaría y la iglesia son el decorado mayor de la plaza central. Sin espectacularidad, pero con la belleza de sus sierras y una tranquilidad que reconforta, Balcarce enamora a más de un visitante y hace posible ese cambio de ritmo tan ansiado para quienes llegan con relojes agitados de las grandes urbes.
Fuente: Pablo Donadio para Página 12 Turismo
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/turismo/9-1633-2009-10-11.html