Bartolomé J. Ronco fue por más de dos décadas directivo de la Biblioteca Popular de Azul que lleva su nombre. Este bibliógrafo tenía dos obsesiones: el Quijote de Cervantes y el Martín Fierro de José Hernández. Del primero, atesoró 350 ejemplares: publicaciones antiquísimas, ediciones de lujo, miniaturas, etc. Del segundo, la primera edición de "La vuelta de Martín Fierro" y ediciones firmadas por Rafael Alberti y Jorge Luis Borges. Una colección única, que se conserva y exhibe en la propia casa del abogado.
En el año 2007, al nombrar a Azul "Ciudad cervantina de la Argentina", la UNESCO recompensó la enorme pasión que la ciudad siente por el Quijote. La localidad festejó durante diez días esta distinción e incluso le elevó una obra imponente del escultor Carlos Regazzoni: metros de chatarra, donde los chasis de coches, ferrocarriles y colectivos toman como por magia la forma de los protagonistas de esta obra cumbre de la literatura universal.
El grupo escultórico épico del artista ferroviario Carlos Regazzoni está realizado con materiales tales como vagones de trenes abandonados, maquinarias, piedras, que en su conjunto representan al Hombre de la Triste Figura, a Sancho Panza, a Rocinante, al galgo corredor y a Dulcinea.
Simbolizando un encuentro de culturas, el Quijote mira casi frente a frente al busto que recuerda al Cacique Cipriano Catriel, ubicado en la Plazoleta de los Pueblos Originarios en la otra margen del Arroyo Azul, jefe de la tribu nativa de estas tierras y de quien existen muchos descendientes en la ciudad.
Informes: Coordinación de Turismo del municipio.
Ubicación: Av. Mitre y Catriel
Actividades: Paseo, Fotografía
Fuente: AzulTurismo.com.ar